miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 12

LA TERCERA NOCHE

Pecar en secreto no es en absoluto un pecado.

Moliere

La primera cosa de la que se dio cuenta ________ al despertar fue que estaba tumbada desnuda, con una sábana tapándola hasta la cintura. Nunca había dormido desnuda, así que aquello era un poco impactante. Y además, no recordaba exactamente cómo había llegado a estar desnuda. Maldita bebida.

Pero entonces, giró la cabeza, vio al magnífico hombre cuya cabeza descansaba en la almohada justo al lado de la suya y lo recordó todo. No había sido un sueño. Y la segunda cosa de la que se dio cuenta era que realmente había mantenido relaciones sexuales con Nick Jonas en un almacén.

Sin la sensación de atontamiento que había provocado el alcohol y que le nublaba la cabeza, todo le parecía más increíble aún. ¿Quién había sido la noche anterior? La nueva ________, definitivamente. Pero al parecer, la nueva ella estaba deseando llegar a extremos que nunca antes había imaginado.

No sufría remordimiento alguno. Solo un atisbo de tristeza cuando lo miró.

Porque él era como el juguete con el que no podía quedarse. Así que jugaría con él tanto como le fuera posible mientras lo tuviera, pero sabía que cada segundo del juego se estropearía ante el conocimiento de que pronto tendría que renunciar a él.

«Tonta», se reprendió a sí misma. Estaba actuando como si realmente lo conociera, como si todo aquello se tratara de emociones.

Pero no era así, no podía ser así, porque ella no lo conocía. No lo conocía en absoluto. Y porque ella sí pensaba en las relaciones, y Nick Jonas no. Y en el caso de que sí lo hiciera, aquello no importaría cuando él descubriera que ella había estado mintiéndole todo el tiempo.

«Dios, no puedo permitir que él se entere de eso». Fuera lo que fuera lo que pasara, todo aquello se vendría abajo, debía guardar silencio acerca de su implicación. Porque quizás no lo conociera realmente, pero lo conocía lo suficiente como para morirse si él se enteraba de la persona ruin, conspiradora y poco limpia que había sido, todo para conseguir un puesto de trabajo atractivo.

Por lo que ella podía ver, él también estaba desnudo, no llevaba otra cosa que la pequeña cadena que había llevado al cuello la pasada noche. Mmm, estaba muy guapo.

Incluso mejor cuando se dio la vuelta para mirarla, con el pelo revuelto y los ojos ligeramente abiertos.

—Eh —dijo él, con una somnolienta sonrisa que le agraciaba la cara, la mitad de la cual estaba cubierta por una barba de pocos días, oscura y sexy.

Ella le devolvió la sonrisa.

—Eh.

—Ven aquí —dijo él, con un tono de voz bajo y persuasivo. Ella no dudó ni un momento en lanzarse hacia su acogedor abrazo. Era extraño lo fácil que le parecía, lo normal que se sentía, presionando su cuerpo desnudo contra el de él, incluso aunque no lo hubiera hecho antes. Su calor despertó en ella un nuevo deseo cuando le dio su beso de buenos días.

Dios, era perfecto, ni siquiera tenía el aliento típico de recién levantado.

Lo que le hacía temer que ella sí lo tuviera. Se retiró ligeramente, esperando estar equivocada, y deseando que él no pudiera notar su angustia. Ella no estaba acostumbrada en absoluto a tener sexo esporádico ni a despertarse con un tipo al que apenas conocía.

—Tengo que hacerte una confesión —le anunció ella.

El enarcó una de sus somnolientas cejas.

—¿De verdad?

—Yo, eh... no recuerdo exactamente qué ocurrió después de que regresáramos aquí la pasada noche. No... no me sienta muy bien el alcohol fuerte.

Él le lanzó una mirada atrevida.

—Te equivocas, nena, te sentó muy bien —después, le guiñó el ojo. —Pero no ocurrió nada después de que llegáramos, por desgracia. Solo nos metimos en la cama y nos dormimos.

Ella bajó la barbilla ligeramente, mirándolo desde la almohada.

—Lo siento.

Sus ojos brillaron tan cálidos y sexuales como siempre lo hacían, pero ella ni siquiera había empezado a acostumbrarse a ello.

—Quizás puedas compensármelo.

De repente, se acordó del almacén, de sus manos, de la dura entrada de su verga y de su vulva temblando ante el impacto.

—Haré lo que pueda.

En respuesta, él le puso la mano en la cadera, excitándola aún más, y se olvidó de la posibilidad de que le oliera el aliento mientras instintivamente se acercaba más y más a él, hasta que sus bocas se encontraron.

El beso aumentó tanto su deseo que se encontró a sí misma deseando tocarle el pene, rodearlo con sus dedos, hacerlo endurecer. Pero se sentía un poco más tímida que la pasada noche, así que se limitó a desplegar la mano sobre su torso musculado, deleitándose con lo fuerte que también estaba allí.

Se sucedió un cálido beso tras otro hasta que Nick comenzó a deslizarse hacia abajo, con su boca recorriéndole el cuello. Y justo como había ocurrido la noche anterior, aquel simple gesto de cariño provocó una sensación de placer que se extendió por todo su interior, añadiendo más sensación aún.

Pronto, su lengua pasaba por su pezón, mientras una de sus manos se cerraba sobre el otro pecho. Ella comenzó a jadear e instintivamente, empujó el pecho hacia arriba, contra su mano y su boca. Los círculos que hacía él con la lengua alrededor de la húmeda punta de su seno la hicieron sentirse loca de lujuria y se encontró a sí misma balanceando una de sus piernas sobre la de él para arrastrarlo más cerca. Lo que unos segundos antes habían sido unos lametones se convertían ahora en succiones y él absorbió más profundamente su pezón, dentro de su boca, un gesto que hizo que una sensación de cálido deleite estallara en su vulva.

Fue entonces cuando la mirada de ________ recayó en el reloj digital que había a un lado de la cama.

—Nick —le dijo entre jadeos, mientras enredaba su denso pelo con los dedos. —Nick, ¿a qué hora tenemos la reunión con las de Blush?

El liberó el pezón de su boca, calentando el brote rosa con su aliento, cuando le dijo:

—A las ocho, ¿por qué?

Su deseo sexual se desinfló por completo.

—Son menos veinte.

—Mierda —susurró él y ambos se quedaron quietos, hasta que él dio un suave y tierno beso en la piel que había cerca del pezón y le dijo: —Continuará.

Con rapidez, la hizo sentirse tan fiera y salvaje como se había sentido la noche anterior.

—Definitivamente. Tengo todavía un montón que compensarte y espero que cuentes conmigo para hacerlo.

—Puedes estar bien segura de eso —le gruñó.

Cuando se dio la vuelta para salir de la cama, ________ sintió la necesidad de apagar su frustración a gritos, pero se contuvo. Oh, Dios, cómo lo deseaba. Solo que es vez deseaba que todo fuera más lento. Quería explorar su cuerpo, desde la cabeza a los pies, quería besarlo más. Tocarlo. Dejar que él la tocara. Deseaba experimentar más de aquellos placeres suntuosos que él le provocaba cuando le besaba los senos. Lo deseaba entre las piernas. Lo deseaba todo.

Pero aun así, el deber llamaba y ambos eran conscientes de ello. Así, momentos más tarde, se encontraba de vuelta en su propia habitación, y se deshacía del albornoz blanco que había cogido del enorme cuarto de baño de Nick, preparada para darse una ducha. Nick le había ofrecido su cuarto de baño, pero ya que se les iba a hacer tarde y ella tenía todas sus cosas allí, había rechazado la oferta.

Solo cuando pasó por el amplio espejo del cuarto de baño se dio cuenta de que todavía llevaba las joyas de la noche pasada. Aquello la hizo detenerse en el lugar. Desnuda, con el pelo revuelto, pensó que tenía un aspecto... increíblemente excitante. Dado que aquello era una sensación completamente nueva para ella, disfrutó del momento, tanto que casi deseaba quedarse allí de pie, estudiarse durante un rato y olvidarse de la ducha.

Pero el sentido común prevaleció, junto con la idea de que cuanto antes se duchara, antes podría volver a ver a Nick. Después de haberse enjabonado y enjuagado con rapidez, se vistió con sencillez, unos pantalones vaqueros y una blusa ajustada, aunque todavía esperaba poder encajar con el papel de representante de A&R.

Cuando golpeó la puerta de la lujosa habitación de Nick unos minutos más tarde, él la recibió con un beso de bienvenida. Podría acostumbrarse perfectamente a trabajar de aquella manera.

Pero se alegraba de no haberlo dicho.

Porque se recordó a sí misma que lo que ocurriera en Las Vegas debía quedarse en Las Vegas.

Y aquello le parecía realmente bien sobre todo por el pequeño y desagradable engaño que se cernía sobre ella y el objeto de su afecto.

Cuando el grupo apareció en la habitación de Nick a las ocho en punto, ________ comprendió finalmente por qué necesitaba tanto espacio. A pesar del número de personas que allí se reunían, la suite todavía parecía grande y cómoda y fue fácil ver cómo las jóvenes mujeres quedaban impresionadas por la habitación y por Blue Night Records.

Durante un enorme desayuno del servicio de habitaciones a base de huevos, beicon, magdalenas y muchas cosas más, ________ escuchó cómo Nick trataba los términos que estaban ofreciendo. Hasta que se estableciera bien en el trabajo, ella tendría que hablar con él o con Jenkins acerca de los acuerdos antes de llevarlos a cabo, pero Jenkins había confiado esa tarea a Nick desde hacía años.

Escuchó atentamente los acuerdos, y se dio cuenta de que, como Nick le había dicho que aquello era lo que solía suceder, el grupo pareció contento por la sola idea de que le pagaran para grabar un CD, y aunque las chicas tenían un montón de preguntas que hacer, fueron agradables y fáciles de resolver, al menos por el momento.

Por supuesto, de vez en cuando, la mente de ________ divagaba, y se perdía en los recuerdos de la pasada noche: su mano alrededor de aquella increíble verga, la boca de Nick succionando con tanta fuerza e intensidad su seno, la poderosa manera en la que embestía dentro de ella. Todavía le parecía difícil de creer. No solo que Nick Jonas la deseara, sino que también se lo hubiera follado en un almacén. ¡En una discoteca!

Y mientras intentaba volver a concentrar la atención en el negocio que tenían entre manos, mantenía la sonrisa en su interior, pensando que Kelly se sentiría muy orgullosa de ella.

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