miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 29

________ no perdió tiempo alguno y sacó la verga de Nick. Porque incluso si había aprendido a disfrutar cuando tonteaba con las mujeres, todavía necesitaba un hombre que la hiciera sentirse verdaderamente llena, y ese hombre era aquel.

Jenelle y ella suspiraron cuando vieron aquella verga rosa y venada, toda fuerte, larga y dura, con la punta resplandeciendo con las gotas que anteceden al orgasmo. Ella no había pensado acerca de lo que iba a hacer con aquella majestuosa erección, solo había sentido un deseo humillante por ella.

Recorrió su longitud con las manos, desde la parte de abajo hasta arriba y volvió a bajar otra vez, cubriendo suavemente sus testículos, y sintiéndose indebidamente agradada cuando escuchó el duro aliento de Nick sobre ella y notó cómo sus ojos la atravesaban.

Pero al poco rato, pareció que solo había una cosa para hacer que la noche fuera completa y justa, así que miró sobre la cabeza de su verga hacia Jenelle, que estaba sentada esperando impacientemente, y le dijo:

—Lámela conmigo.

Jenelle sonrió y Nick gruñó. Y ________ fue consciente otra vez de la satisfacción que le producía hacer de lo prohibido una realidad.

Mientras ________ le sujetaba la base del mango a Nick, Jenelle y ella lamieron con delicadeza y sensualidad ambos laterales, como si estuvieran compartiendo un largo helado. Fue al mismo tiempo conmovedor y excitante ver a la otra mujer, tan cerca de la verga de Nick, pero justo como había pasado antes, la excitación pudo más que los celos, y pronto Jenelle y ella estaban intercambiando ligeros besos con lengua alrededor de su erección mientras le daban placer a la vez.

Aunque ________ no podía soportar esperar demasiado tiempo por tomarlo en su boca, después de lamer la mancha de fluido de su punta, bajo los labios sobre aquella columna de carne dura como la piedra, disfrutando con el gemido que resonaba de Nick desde arriba. Jenelle acariciaba sus testículos, mientras ________ se movía arriba y abajo, humedeciendo a Nick, dejándole que la llenara en su garganta, animada por sus pequeñas y lentas embestidas y la mano en la cabeza.

—Oh, sí —dijo él, su voz flotó en el aire hacia ella. —Chúpame. Chúpame la polla.

Cuando ________ sintió el cansancio, se la ofreció a Jenelle, que no pareció dudar cuando le lamió los labios a ________ y después lo hizo también con su verga. Jenelle trabajaba más rápido aún, más feroz y menos sensual, y Nick ajustó sus embestidas, haciéndolas más rápidas y duras.

—Chúpala —dijo él, con un tono bajo y autoritario. —Chúpala.

________ sintió como si de alguna manera hubiera descendido a un segundo plano, donde todo lo que importaba era el placer, donde no existían ni las reglas ni los tabús. Y cuando Nick la miró a los ojos, supo que debía parecer desesperada, loca, tan llena de lujuria como lo estaba. Y se sintió tentada a decir lo que estaba pensando «te quiero, te quiero, te quiero», pero de alguna manera se las arregló para no hacerlo.

Aun así, él debió haber leído la salvaje necesidad en sus ojos, porque justo entonces se alejó de Jenelle, levantándole suavemente la cabeza y entonces, miró a ________, sus ojos llenos de emoción.

—Necesito follarte, nena, ahora.

—Oh, Dios, lo sé, yo también lo necesito. Necesito tu verga muy dentro de mí —tenía la mano agarrada a su musculoso muslo y parecía que estaba rogándole, pero no podía parar.

Nick se tumbó detrás de ella, sobre el terciopelo rojo, y tendió el brazo para cubrirle uno de sus pechos, lo masajeó, y ella inclinó la cabeza hacia atrás, demandando un beso.

—Levanta la pierna —dijo Jenelle, con la mano sobre la tira de cuero que rodeaba el tobillo de ________.

Oh, Dios, ¡Jenelle! Casi se había olvidado de ella, así de rápido, de la otra chica que todavía estaba allí. ¡También tenía que estar deseando a Nick!

Pero accedió, dejando que Jenelle le levantara la pierna y observó entre sus muslos mientras Jenelle rodeaba la densa erección de ________ con su puño, tiraba de ella y la colocaba, guiándole hacia la bienvenida de su vulva.

Los tres gimieron cuando Nick entró dentro de ella, y la expresión de Jenelle hizo que ________ sintiera más deseos de ver por ella misma la imagen cuando él la penetraba, cuando entraba en su suave piel con su dureza.

Mientras Nick empezaba a embestirla desde detrás, Jenelle se tumbó delante de ella y empezó a besarle en el pecho. Nick incluso sujetó el monte que Jenelle chupaba como si se lo estuviera ofreciendo, recordándole a ________ que estaba experimentando la forma máxima de compartir.

Pronto, ambas chicas comenzaron a acariciar los pechos de la otra, y ________ sintió cómo se le salía el alma del cuerpo de un sentimiento de alegría puro e impulsivo, y antes de que fuera consciente, Jenelle y ella también estaban frotándose más abajo. Una de las piernas de Jenelle se deslizó entre las de ella, conectando con su clítoris mientras ________ presionaba instintivamente el muslo hacia delante, entre las piernas de Jenelle.

Aquello le recordó a su época de instituto, cuando se daba el lote con un chico y sentía sus piernas entrelazadas con las de él de aquella misma manera, frotándose, perdiéndose en aquella maravillosa fricción. Solo que aquello no era el instituto, y Jenelle no era un chico. No, el chico de ________ estaba detrás de ella, empujando su duro mango en su humedad —una y otra vez, una y otra vez— haciéndola gritar y empujar a su vez hacia atrás, lo que también significaba empujar contra el muslo de Jenelle, hasta que...

—¡Oh! ¡Oh! ¡Dios! ¡Me estoy corriendo! —sollozó ella, el placer le venía de ambos lados, invadiéndola, apoderándose de ella.

—Oh, sí, yo también —gimió Jenelle, que empujaba con más fuerza contra ________, y balanceaba salvajemente sus pechos, justo en el momento en el que Nick dejaba escapar un enorme gemido que significaba que estaba alcanzando el clímax, también, vaciándose dentro de ella. Y los tres se movieron al unísono como olas tumultuosas en un mar de terciopelo rojo, hasta que finalmente se quedaron todos quietos, y se desplomaron de agotamiento.

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