miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 28

Bebieron sus copas de vino y conversaron durante un rato más, luego Nick se quitó la chaqueta y la dejó en el borde de la cama. Se besaron, se abrazaron, escucharon la música y observaron a la gente a través de sus cortinas abiertas.

Cuando Nick vació su copa, se acercó un poco más a ella, y descansó la palma de la mano sobre su vientre, apenas rozando con el pulgar la parte inferior de su pecho, y con aquel gesto, hizo que ________ deseara más. Se había vuelto agradablemente embriagada durante la noche, y ahora estaba empezando a intoxicarse agradablemente de aquel lugar, de los colores vivos, de las telas lujosas, de la coqueta gente que había alrededor de ellos.

—Te deseo —le susurró ella.

El inclinó la cabeza hasta rozarle la frente con la suya, con una mirada deliberada e intencionada. —Vas a tenerme.

Justo en aquel momento, ________ captó la imagen de un sexy vestido de leopardo que pasaba por el borde de su cama, y que se detuvo delante de ellos. Nick y ella levantaron la cabeza.

—Nicholas Jonas —dijo la chica del vestido con una sonrisa.

Joder, otra admiradora más. Y esta última era incluso más atractiva que todas las demás, con su pelo largo y lacio de un color llamativo cobrizo y una complexión perfecta y aceitunada, con unos labios carnosos y húmedos, con las curvas de sus respingones pechos sobresaliendo de la tela de la parte de arriba del vestido.

—Jenelle —dijo Nick y se sentó para saludarla con una sonrisa más sincera que las que le había dedicado al resto de mujeres que se habían acercado a él. —¿Cómo estás?

La espectacular chica echó la cabeza hacia atrás y puso los ojos en blanco, en un gesto juguetón que a ________ le sorprendió que le pareciera tan sensual. Así de rápido, parecía más simpática y menos afectada que la mayoría de las mujeres del «club de fans de Nick».

—Estoy bien —dijo ella, pero su voz la delataba. —He roto con Danny.

Nick ladeó la cabeza, con una expresión de reprimenda en la cara.

—Ya te avisé acerca de ese tipo.

—Sí, debí haberte escuchado. Esa rata bastarda me ha engañado. Con Darla.

—Oh, mierda —dijo Nick, parecía verdaderamente conmocionado.

En aquel momento, Jenelle desvió su atención hacia ________.

—Darla es mi mejor amiga —le informó como si los tres fueran ya amigos. —Bueno, era mi mejor amiga —luego, se inclinó para tenderle la mano al otro lado de la cama. —Soy Jenelle.

— ________ —se presentó y tendió la mano para recibir brevemente la suave mano de la chica. —Y... siento lo de tu novio.

Jenelle hizo un leve gesto con la cabeza, como si estuviera intentando quitarle importancia al asunto, aunque era obvio que había sido algo relevante para ella.

—No me merecía —dijo, intentando esbozar una sonrisa. —Lo que me dijo Nick cuando lo vi la última vez, hace ya seis meses, ¿pero le hice caso yo? No. Aunque ya sabes lo que pasa con algunos tíos, lo simplemente excitantes que son y que se cuelan bajo tu piel de alguna manera, haciéndote perder la cabeza, ¿sabes a qué me refiero?

________ no solía conocer a aquella clase de tíos, pero lo había aprendido todo aquella semana. Así que le concedió una sonrisa que le decía que podía entenderla.

—Sí, claro.

—El ex marido de ________ era el mismo tipo de rata bastarda —le dijo Nick a Jenelle, después giró la cabeza para mirar a ________. —Espero que no te importe que acabe de decir eso.

Ella negó con la cabeza.

—No, en absoluto —Wayne era ya agua pasada, aunque le gustaba que Nick entendiera cómo de horrible era engañar a una persona y también supo que Jenelle estaba de acuerdo.

—¿Tu marido te engañó? —la cara de Jenelle adoptó una expresión de verdadera repugnancia, como si fuera la primera vez que escuchaba algo tan terrible.

________ asintió, después lo resumió en pocas palabras.

—Era un gilipollas.

Jenelle se sentó al borde de la cama y se inclinó hacia ella.

—Dios, pobre chica. Quiero decir, fue más que horrible lo que me pasó con Danny, pero no puedo imaginar cómo de terrible tiene que ser que te engañe la persona con la que estás casada.

________ suspiró.

—Bueno, definitivamente es un asco. Pero la buena noticia es que ya es historia.

—Y ahora estás pasando el rato en el Rendezvous con el bombón de Nick —Jenelle sonrió.

—Sí, de hecho así es —contestó ________, y en aquel momento no lamentó que Wayne la hubiera llevado a acabar con su matrimonio, dado que Nick era una mejora incuestionable. Tendió la mano para apretujarlo con ternura la rodilla, sobre sus pantalones vaqueros azules, y él se la cubrió con su gran mano.

—Así que estás aquí fuera, disfrutando la vida de soltera otra vez, ¿eh? —le preguntó Nick a Jenelle.

Como antes, la atractiva chica suspiró pero intentó quitarle importancia y sonrió mientras le contestaba.

—Podríamos llamarlo como un intento de volver a subir al caballo. Pero estoy un poco confusa —arrugó la nariz. —He salido sola esta noche, pensé que me toparía con alguien al que conociera, o quizás conocería a alguien interesante, pero básicamente he estado dando vueltas por ahí sintiéndome completamente sola.

Nick ladeó la cabeza, en un gesto dubitativo.

—No me digas que no hay hombres que no se te han echado encima con ese vestido, cariño, o sabré que estás mintiéndome.

Ella volvió a poner los ojos en blanco ligeramente.

—Oh, sí, lo han hecho. Pero eran simplemente... bah. Demasiado insistentes. O presuntuosos. O vulgares. Ese es el problema cuando se sale para echar un polvo. Puedo disfrutar del sexo esporádico como cualquier chica de aquí, pero solo es divertido cuando sucede con naturalidad. ¿Sabéis a qué me refiero?

Ella miró a ________ al hacer la pregunta, y como el único sexo esporádico que había tenido en la vida había sido con Nick, y como el sexo con Nick estaba empezando a convertirse en algo más que esporádico, le dijo:

—Completamente.

—Así que creo que me iré a casa y ahogaré mis penas en una botella de vino, después me iré a dormir y empezaré de nuevo mañana —con aquello, se puso de pie. —Me alegro de haberte conocido —le dijo a ________ —, y ha sido genial cruzarme contigo, Nick. Llámame la próxima vez que vengas a la ciudad y quedaremos a comer o cualquier cosa. Estoy es casa de amigos ahora mismo porque todos los que tenían salen ahora con Darla y Danny, los capullos.

A pesar de querer estar sola con Nick, bueno, tan sola como se podía estar en el Rendezvous, ________ sintió verdadera pena por Jenelle. Una cosa era perder a tu hombre, pero otra completamente diferente era perder al mismo tiempo a todos tus amigos.

—Si vas a volver a casa solo para beber algo, aquí tenemos vino —hizo gestos hacia el cubo de hielo, y la botella que sobresalía de él. —Quédate un rato.

Jenelle ladeó la cabeza y esbozó una sonrisa de complicidad.

—Es muy amable de tu parte, pero no creo que ustedes dos hayáis venido hasta aquí solo para socializaros, excepto quizás el uno con el otro —guiñó un ojo.

—Tenemos toda la noche —le dijo ________, ya ni siquiera se sentía avergonzada porque la gente asumiera que Nick y ella estaban allí para mantener relaciones sexuales. Y aunque ya era tarde, se había dado cuenta de que las noches en Las Vegas duraban incluso hasta más tarde (por lo menos para ella) que las noches en otros lugares. Llegó incluso a dar una palmada en el terciopelo rojo que había a su lado. —Siéntate y tomemos una copa.

Jenelle se mordió el labio, parecía tentada y ________ se sintió una vez más sorprendida por su belleza.

—¿Están seguros de que no les importa? No voy a quedarme mucho tiempo.

—Sí, estamos seguros —e incluso aunque le parecía una idea inconcebible que estuviera invitando a una chica tan despampanante a «su cama», ________ siguió insistiendo porque Jenelle era mucho más agradable que la mayoría de las mujeres atractivas, y porque al oír los planes que tenía para aquella noche, ________ se dio cuenta de que quizás la vida no fuera siempre tan bonita para la gente bonita. En realidad, quizás incluso apestaba algunas veces.

—Bien, entonces —dijo Jenelle. —Voy a la barra a por otro vaso, y pediré otra botella de vino ya que voy. ¿Qué vino quieren?

—Pinot —contestó Nick, después sacó la botella del cubo para que Jenelle pudiera ver la etiqueta.

—Ahora mismo vuelvo —les dijo Jenelle por encima del hombro con una sonrisa, antes de que desapareciera con su vestido de leopardo.

Después de aquello, Nick giró hacia ________, sus ojos brillaban con sorpresa.

—¿Te ha molestado? —le preguntó ella. —¿Que le haya dicho que se quede?

Él sonrió suavemente.

—No, tienes razón, tenemos toda la noche por delante. Pero me ha pillado por sorpresa.

________ se encogió de hombros.

—Parece agradable. Y algo a la deriva también. Quizás simplemente esté echando la vista atrás, cuando mi matrimonio se rompió. Realmente es una situación difícil, sobre todo cuando los amigos que tienes en común se ven obligados a elegir bando.

El asintió.

—Es agradable.

—¿De dónde la conoces?

—Es una showgirl, ahora es bailarina en el MGM, pero cuando la conocí bailaba en el Tropicana, en una fiesta después de un concierto. Hace años que la conozco.

—¿Te has acostado con ella?

—Hace mucho tiempo. Solo una vez.

—¿Baila en topless, como las chicas del espectáculo que hemos visto esta noche?

—Solía hacerlo. Pero la última vez que la vi, acababa de ser ascendida a un papel más prominente donde los uniformes no son tan atrevidos. En realidad, apuesto a que sus problemas han venido por eso. Darla estaba en el mismo espectáculo que ella, y no creo que se alegrara mucho cuando a Jenelle la ascendieron de puesto.

________ hizo una mueca de desprecio.

—Entonces, ¿crees que Darla se lió con el novio de Jenelle por venganza?

Nick se encogió de hombros.

—Quién sabe, pero parece muy probable.

________ no podía evitar pensar en lo desagradable de todo aquello. Y cómo de competitivo y animado era el mundo en el que Jenelle vivía.

—¿Qué hace que alguien quiera ser una showgirl aquí? —se preguntó en voz alta.

—Jenelle me dijo una vez que había hecho todo lo posible por intentar triunfar en Broadway, pero que no pudo, su voz no era lo suficientemente potente. Todo lo que ella quería hacer en la vida era bailar, así que este parece ser el segundo mejor sitio para conseguirlo.

Justo en aquel instante, reapareció Jenelle, con una botella descorchada de vino en una mano y una copa en la otra.

—Ya estoy aquí.

—Entra — ________ le hizo gestos para que se metiera dentro.

Jenelle se acomodó a un lado de ________, y sostuvo la copa en el aire para que Nick se la llenara. Con Jenelle repentinamente tan cerca, la atención de ________ se dirigió sin darse cuenta hacia los pechos de la mujer; su escote parecía bronceado y perfecto. Y por primera vez, también se fijó en los pies de Jenelle, cubiertos por unos zapatos rojos, de tiras y con tacones de aguja. Aunque ________ no pensaba que pegaran mucho con el vestido de leopardo, Jenelle tenía más que el estilo suficiente como para permitirse combinar algo así.

—Este vestido es precioso —le dijo Jenelle, y tendió la mano para recorrer el suave satén sobre la cadera de ________.

Espontáneamente, la vulva de ________ se estremeció ante el contacto, dejándola completamente desconcertada. Tomó un gran sorbo de su vino e intentó actuar con normalidad.

—Gracias.

—Te hace un pecho precioso —añadió Jenelle, todavía con la mano en el vestido de ________.

—Mmm, sí, son geniales, ¿verdad? —Nick contribuyó a la conversación y se inclinó para plantar un pequeño beso en la parte de arriba del pecho de ________. Un escalofrío recorrió su región lumbar, no solo por aquella caricia sino por el hecho de que la cortina estuviera todavía abierta, y Jenelle aún tuviera la mano sobre ella, con tanta informalidad y facilidad, como si aquel contacto fuera lo más normal del mundo. Quizás lo era en su mundo.

—Las tuyas son también preciosas — ________ se oyó a sí misma decirle aquello a Jenelle.

Dios, ¿qué estaba haciendo? ¿Por qué había dicho algo así? Tenía unos pechos preciosos, pero ¿desde cuándo hacía cumplidos sobre los pechos de otras mujeres?

Aun así, ni Jenelle ni Nick parecieron desconcertados. En lugar de eso, Jenelle zarandeó juguetonamente sus pechos en el vestido de leopardo y contestó:

—Esa es la razón por la que compré el vestido.

En aquel momento, ________ se acordó de lo que Jenelle hacía en la vida y decidió que era probable que fuera completamente normal en su círculo de amistades que las mujeres hablaran acerca de sus pechos.

Pero todavía tenía una sensación de pesadez en el punto en el que se unían sus muslos, y le daba vueltas a la cabeza. Estaba confusa. Ahora casi deseaba no haber invitado a Jenelle a quedarse. Porque lo único que deseaba era lanzarse a los brazos de Nick y besarlo, acariciarlo, conseguir lo que quería de él. La necesidad había estado creciendo durante toda la noche, y ahora, con una brusquedad alarmante, se estaba volviendo más animal aún, como la pasada noche cuando habían paseado en góndola.

—Entonces díganme, ¿de dónde se conocen ustedes dos? —preguntó Jenelle.

Nick contestó, y le explicó a la chica el cambio de trabajo de ________ y la razón por la que los dos estaban en Las Vegas.

—Vaya, es genial —dijo Jenelle, retirando finalmente su mano de donde la había dejado al principio. —Enhorabuena.

________ se esforzó por fingir que la lujuria estaba quemándola por dentro.

—Gracias. Estoy muy emocionada, y Nick es un profesor excelente —lo miró a los ojos y una vez más no pudo evitar darle voz a lo siguiente que se le vino a la cabeza. —En más de un sentido.

—¿En serio? —Jenelle bajó el tono de voz y concedió una sonrisa que decía «Cuéntamelo todo».

—Bueno —empezó ________, mientras intentaba pensar en cómo responder, porque no iba a admitirles a ninguno de los dos que nunca había tenido una aventura esporádica antes. —No he estado con nadie desde que me divorcié. Y Nick... me ha ayudado a salir de la rutina.

A su lado, Jenelle suspiraba.

—Estoy tan celosa... Necesito a alguien que me saque a mí de la rutina. Hace un mes que no me he acostado con nadie —dijo ella como si llevara cinco años de sequía.

Pero ________ estaba empezando a comprender algo. Quizás no se echa el sexo tanto de menos si lo que has experimentado es lo normal o incluso simplemente aceptable. Ahora que había estado con Nick, sin embargo, sabía que iba a echarlo locamente de menos cuando todo aquello se acabara. Una vez que experimentas unas relaciones sexuales alucinantes, es muy difícil que puedas vivir sin ellas, y supuso que Jenelle había tenido un montón de experiencias parecidas.

Jenelle quería escuchar más acerca de lo que habían estado haciendo desde su llegada a Las Vegas, a qué bares habían ido, cuántos artistas contrataron, en qué restaurantes cenaron. Ambos proporcionaron las respuestas, y ________ acabó la que probablemente sería la quinta copa de vino en la noche, y se sentía agradecida de que hubieran pasado tantas horas entre toma y toma o seguramente estaría desmayada en aquel momento.

—Hoy —continuó Nick—, no tenía muchos negocios de los que encargarme, solo una pocas llamadas telefónicas que hacer, así que me llevé a ________ de compras.

—Oooh, ¿qué has comprado? —preguntó Jenelle, enarcando sus cejas perfectamente arregladas.

________ no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

—Braguitas.

Jenelle ladeó la cabeza, en un gesto de conspiración.

—Y apuesto a que las llevas puestas ahora mismo.

—Así es —le confirmó ________, que se sentía más bebida a medida que pasaba el tiempo.

—¿Cuáles llevas? —preguntó Nick.

—Es... una sorpresa —dijo ella, jugando de la misma manera que él lo había hecho.

—Apuesto a que vas con... un negro clásico —dijo Jenelle—, que encajan a la perfección con ese atractivo vestido.

—Compramos un tanga negro, pero yo creo que lleva puesto el rojo —decidió Nick. —Ya que yo le destrocé el último rojo que tenía.

________ soltó una pequeña carcajada, ya que ambos estaban equivocados, pero no dijo nada.

Hasta que finalmente Jenelle extendió la mano hacia ________, deslizando sus uñas rojas y pulidas bajo la abertura lateral del vestido de ________ y tirando hacia fuera para revelar un pedazo de tejido de la tela, la parte de delante de su tanga de leopardo.

—Oh, Dios mío, este va genial con mi vestido —exclamó Jenelle, y ________ intentó luchar contra la aparición de la humedad entre sus muslos, mientras Nick reía a carcajadas y Jenelle continuaba hablando. —Las mías también pegan con el tuyo, quizás deberíamos intercambiarlas —dijo entre risas. —¿Ves? —después se puso de rodillas, y se levantó el vestido hasta revelar su propio tanga, que era de un bonito encaje negro.

Nick también se cambió de lugar, acercándose a las cortinas para cerrarlas.

—¿Qué estás haciendo? —le preguntó ________. Nick arqueó una de sus cejas.

—Bueno, si vamos a empezar a enseñar la ropa interior que llevamos cada uno, probablemente sea hora de echar las cortinas. A no ser que quieras que las deje abiertas.

—No —dijo ________. Porque aquello tenía sentido. Porque los vestidos de Jenelle y el suyo estaban echados hacia arriba lo suficiente como para enseñar sus respectivos tangas. Incluso aunque ella no estuviera muy segura de cómo habían llegado a ese punto.

Cuando Nick ajustó la cortina al pie de la cama, el espacio pareció hacerse más pequeño, más íntimo. E incluso aunque todavía podían escuchar la música de fondo, a la gente riendo, y los gemidos o jadeos ocasionales que venían de la otra cama, daba la sensación de que los tres estuvieran solos en aquel lugar.

Fue entonces cuando Jenelle, que todavía estaba sobre las rodillas, se inclinó por encima de ________ para coger la botella de vino, porque necesitaba llenarse la copa, pero perdió el equilibrio y se cayó hacia delante, descansando justo sobre el regazo de ________.

Los tres estallaron a carcajadas, pero ________ se sintió más excitada que entretenida con la situación. Nunca antes se había sentido atraída hacia otra mujer, pero el cuerpo esbelto de Jenelle tendido sobre ella hacía que le temblara la vulva todavía más enloquecedoramente. ¿Acaso no se había sentido antes inconscientemente excitada cada vez que había visto aquellas vallas publicitarias en movimiento donde se anunciaban mujeres casi desnudas? ¿No se había excitado observando a todas aquellas showgirls con Nick antes, pensando una vez más lo expuesto que estaba el sexo en aquel lugar? Cuando estabas tan rodeada de gente guapa, hombres y mujeres, ¿no se mezclaba y cuajaba todo de alguna manera? ¿No era excitante todo aquello? Joder, le gustara o no, incluso el roce de Kelly el día que habían estado levantando los pechos de ________ hacia arriba la había excitado un poco.

—Lo siento —dijo Jenelle, todavía riéndose, apoyando los brazos en el terciopelo rojo para levantarse.

Pero cuando lo hizo, sucedió algo extraño. Se detuvo a medio camino, colgando directamente sobre ________, y dejó que su mirada se desviara hacia sus pechos. Y cuando Jenelle volvió a hablar, su voz había adoptado un tono mucho más bajo.

—¿Son esas... tan bonitas como yo pienso que son?

________ pudo oler la fragancia del champú de Jenelle cuando un mechón del pelo largo y voluminoso de la chica rozó la parte de arriba de sus pechos. Aquella pregunta le causó problemas para responder, pero aun así le dijo al final:

—Tendrás... tendrás que preguntárselo a Nick.

Ambas lo miraron y ________ observó el calor puro y animal que había invadido su mirada.

—Sí, lo son —dijo definitivamente. Y cuando Jenelle volvió a tumbarse en la cama, con las piernas estiradas a su lado, Nick se inclinó hacia ________, y deslizó la palma de su mano por su pecho. —¿Por qué no te las enseño? —sugirió él.

________ pensó en protestar, pero la verdad era que no quería hacerlo. Se dijo a sí misma que estaba preparada para cualquier cosa que le aguardara la noche y no podía negar que sentía curiosidad, intriga, por ver adonde llegaba aquel encuentro prohibido. Así que simplemente se quedó mirando, mientras Nick utilizaba ambas manos para bajarle el vestido por los hombros, después introdujo los dedos en el satén negro que sujetaba su pecho, y lo bajó hasta desnudarlos por completo, descubriendo unos pezones rosados y erectos.

________ desvió la mirada hacia Jenelle, pero no se encontró con sus ojos. Jenelle estaba ya estudiando su pecho desnudo, y la punta de la lengua salía para deslizarse por su labio superior. El corazón de ________ latía enloquecedora y apasionadamente.

Solo después de un largo momento paralizante, los ojos de Jenelle se dirigieron finalmente hacia la cara de ________.

—¿Puedo besarlos?

________ se sintió perdida en un mar de confusa lascivia. No sabía cuán lejos debía llevar todo aquello o lo que deseaba, o cómo se sentiría después de que ocurriera lo que iba a ocurrir.

Impotente, miró a Nick, pero él no parecía estar confuso en absoluto. Encontró su oscura mirada y él movió los labios para articular una palabra: «sí».

Nick deseaba aquello. Quería verla con otra chica.

Y lo que Nick deseaba, lo deseaba ella.

Porque le encantaba agradarle, le encantaba excitarlo, y en aquel preciso momento —aquella noche, aquel instante— no le importaba nada más.

—Sí —dijo y escuchó el leve gemido de satisfacción que salió de la boca de Nick cuando Jenelle se inclinó hacia ella.

La lengua de Jenelle lamió dulcemente uno de los turgentes pezones, ligero y airoso, y excitante.

________ gimió de placer, el lametón le había dado la misma sensación que cuando Nick lo había hecho, solo que más suave de alguna manera, y era extrañamente emocionante saber que había venido de otra mujer.

Entonces, Jenelle hizo como había prometido, y le concedió un simple y dulce beso al pezón de la misma teta, antes de cerrar la boca sobre él para succionar tiernamente. El tirón de los labios femeninos fue directo hacia la vulva de Nick y cuando ella desvió la mirada hacia Nick y sus ojos se encontraron, la dejó clavada en el sitio con más fuego del que había visto antes. Dios, era como entrar en un paraíso prohibido.

Jenelle cambió al otro pecho y cerró sus suaves manos alrededor de la curva exterior de los senos de ________, masajeando con suavidad, y ________ todavía seguía mirando a Nick, incluso mientras suspiraba, mientras gemía, hasta que cerró los ojos y se dejó llevar al placer que le proporcionaba Jenelle.

Nick tendió la mano para retirar hacia atrás el pelo de Jenelle; estaba claro que deseaba ver cómo lamía y succionaba el pecho de ________. Y ________ lo quería... todo. Quería cada sensación, cada caricia, deseaba sentir todo lo que podía sentir una persona. Deseaba a Nick. Deseaba a Jenelle. Deseaba dejar de pensar y perderse en las sensaciones.

Y eso fue exactamente lo que hizo.

Nick se inclinó para besarle el otro pecho, por lo que los dos estaban siendo estimulados al mismo tiempo. Oh, Dios, ella nunca había experimentado tal descarga de pura alegría física y cuando arqueó los pechos hacia arriba, más profundo en sus bocas, intentó tirar de las calientes sensaciones hacia sí.

Los besos de Nick eran más intensos, más masculinos, mientras que los labios de Jenelle trabajaban con dulzura y suavidad, cada movimiento más femenino. ________ escuchó cómo su respiración se volvía más irregular a medida que el deleite físico la invadía, y se extendía hacia abajo hasta colarse en sus braguitas.

Cuando finalmente Nick soltó su pecho de la boca, sus exuberantes labios brillaron por la humedad, sus ojos se entrecerraron por la pasión. Se puso de pie, la besó en los labios y... mmm, sí, necesitaba recibir la misma atención que habían tenido sus pechos, pero en otros lugares.

Después, Jenelle se levantó otra vez, y se inclinó para besar la calurosa bienvenida de la boca de ________ mientras Nick las observaba. Justo como lo había sentido en el pecho, los labios de Jenelle eran inexorablemente más suaves cuando plantó sus labios en los de ________ primero a un lado y después al otro.

Fue entonces cuando Nick se hizo hacia adelante y comenzó el excitante ménage á trois y ________ sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo hasta los dedos de los pies. Todas las lenguas se encontraron a la vez, lamiéndose con delicadeza la una a la otra, hasta que ________ sintió unas manos abriéndose camino por el ribete de su vestido. ¿Serían las de Nick o las de Jenelle? Era emocionante no estar segura de quién se trataba, pero llegó a la conclusión de que pertenecían a su hombre, ya que pronto se dio cuenta de la rugosidad de la mano, ligeramente más grande.

Sus dos compañeros se hicieron hacia atrás después, y se pusieron de rodillas. Jenelle se inclinó para levantarle el vestido a ________, y se mordió el labio mientras estudiaba sus braguitas, que ahora estaban completamente expuestas.

—Qué sexy —jadeó ella, pasando las yemas de los dedos por la parte de delante, justo sobre el monte de ________.

Ésta aguantó la respiración ante la sacudida de sensaciones y se escuchó a sí misma suspirar:

—Por favor.

«Por favor, dense prisa. Por favor, no se detengan. Por favor, hagan que me sienta bien».

—Puedes tener cualquier cosa que desees, nena —le dijo Nick, con un tono de voz suave y profundo, y añadió después: —Levanta tu trasero para mí.

Ella puso los tacones sobre la cama, se levantó, y dejó que Nick le bajara sus nuevas braguitas, mientras Jenelle estudiaba la vulva que acababan de revelar, suspirando de forma audible ante la escena.

—Mmm, qué bonita.

________ no estaba segura de que ella hubiera pensado nunca en su vulva de aquella manera, pero Nick había utilizado la misma palabra para describirla, y decidió que sí, que era bonita. A su propia y especial manera.

Nick retiró a un lado su tanga de leopardo y suavemente le extendió las piernas, y la hizo sentir su propia humedad mientras él la exponía lascivamente.

—Bonita y rosada —arrulló Jenelle, con una voz llena de coquetería.

—Bonita y rosada, y deliciosa —añadió Nick, con la mirada puesta en los ojos de ________ y después, miró a Jenelle. —Mantenía abierta para mí.

El corazón de ________ latió más fuerte ante aquella petición, sobre todo cuando Jenelle utilizó ambas manos para separar con delicadeza los labios de la vulva de ________ más de lo que ya estaban.

Y cuando Nick hundió su boca allí... Oh cielos, fue casi como recibir más placer del que podía aguantar. Se encontró a sí misma estrujando el terciopelo entre sus manos, a su lado, clavando las uñas en él mientras levantaba la vulva para recibir los lametones minuciosos de Nick.

Al poco tiempo, Jenelle dejó solo a Nick y volvió a concentrarse en los pechos de ________, recorriéndolos con sus suaves manos, atormentando las cimas sensibles y rosadas con las yemas de sus dedos, y otra vez más se inclinó para lamerla y succionarle.

Ella pudo escuchar sus propios gemidos de placer y vagamente se preguntó si podría resonar más allá del compartimento, pero aquello no le preocupaba lo suficiente como para dejar que parasen. Recibir placer por dos personas realmente proporcionaba el doble de deleite y llevaba sus pasiones a increíbles y nuevas alturas. Todo su cuerpo se ondulaba con deseo, sus pechos se levantaban para recibir las manos y la boca de Jenelle, su vulva ascendía para encontrar la hábil lengua de Nick. Había perdido el control y tenía la sensación de que la lanzaban a un mar de placer puro, que tiraban de ella desde todas las direcciones.

—Oh, Dios, oh Dios —se escuchó a sí misma jadear. Ahora Nick succionaba su clítoris e incluso había introducido dos de sus dedos en su humedad. —¡Oh! —sollozó ella ante la cálida entrada, y después se los folló a los dos, a la boca de Nick, y a los absorbentes y calientes lametones que Jenelle le daba en los pezones.

—Oh... oh, Dios, cariño, sí, sí—estaba muy cerca de alcanzar el orgasmo y casi ni siquiera quería hacerlo, porque deseaba sentirse así para el resto de su vida. Al mismo tiempo, mientras miraba la caída del pelo cobrizo de Jenelle hasta donde sus labios se cerraban alrededor del dilatado pezón y su mano femenina le cubría el otro pecho, bajó los ojos hasta Nick, que recibió su mirada incluso mientras su boca estaba enterrada entre sus piernas; entonces, supo que no podía reprimirlo. —Oh, cariño —ronroneó ella, mirando a sus ojos negros y sexys.

No dijo nada más. Pero al mismo tiempo, pensó que lo acababa de decir todo. «Quiero esto. Te quiero a ti. Te necesito. Haz que me corra. Haz que me corra».

Y entonces, el clímax surgió dentro de ella a la velocidad de la luz, latiendo salvajemente por todo su cuerpo, obligándola a cerrar los ojos, haciéndola gritar incluso más alto que nunca, a medida que cálidas olas de placer la llevaban a algún lugar nuevo, antes de que finalmente descansara la espalda sobre el terciopelo rojo de la cama donde acababa de entregarse al encuentro más escandaloso de su existencia.

Jenelle estaba besándole la boca con ternura, sonriendo sensualmente mientras la miraba, y Nick le daba diminutos besos justo por encima de los rizos negros que cubrían su vulva, hasta su ombligo.

—Mmm, ¿te ha gustado? —le preguntó Jenelle.

Simplemente no existían las palabras que pudieran describir lo que acababa de experimentar. Y ahora que el orgasmo se estaba desvaneciendo y volvía a poner los pies en la tierra, todo le pareció... surrealista. ¿Ella con otra mujer? ¿Y con Nick? ¿Al mismo tiempo?

Pero la vuelta a la cordura no hizo más fácil que ella pudiera negar que se había divertido con aquel atrevido capricho más de lo que podía comprender.

—Dios, sí —se las arregló finalmente para decir.

Jenelle acarició los pechos de ________ un poco más y parecía sinceramente agradada.

—Mmm, me alegro.

Y a ________ seguía gustándole mucho, pensaba que era muy dulce, incluso aunque vivieran en mundos completamente diferentes, porque, después de todo, el mundo de ________ parecía estar cerca del de Jenelle con cada día que pasaba. Así que le pareció justo decirle a su nueva amiga:

—Ahora me toca a mí.

Jenelle se mordió el labio, le lanzó una sexy sonrisa y besó a ________ una vez más.

Por supuesto, ________ no tenía ni la más mínima idea de cómo proceder, solo sabía que quería darle a Jenelle el placer que había venido buscando aquella noche, y que Nick iba a ayudarla.

Subió suavemente la mano y la llevó hasta la nuca de Jenelle y cuando ________ localizó un lazo de tela, tiró de él e hizo que el vestido de Jenelle le cayera suavemente sobre la cintura.

—Oh, vaya —susurró ________ al ver los perfectos pechos de Jenelle. Eran grandes y redondos, y no había ninguna marca de bikini en ellos y se levantaban perfectamente por sí solos. Supuso que probablemente estaban operados, y si era así no había duda alguna de que Jenelle había invertido bien su dinero.

Aunque fue más la curiosidad que el deseo lo que empujó a ________ a llevar sus manos hacia arriba, hacia la dulce curva que había alrededor de la parte exterior de sus pechos. Suaves y firmes en las palmas de sus manos, la caricia hizo que una nueva sensación de lujuria se apoderara de ________. No podía afirmar con seguridad si le gustaba otra mujer o no, pensó que mucha de su excitación se debía simplemente al hecho de atreverse a hacer algo tan salvaje, o de ver cuánto disfrutaba Nick con aquello.

Una idea que la hizo concentrar la mirada en él.

—Bésalos —le dijo él.

Y ella obedeció, una respuesta natural que consistía en darle placer a él, a costa de lo que fuera.

Levantó la cabeza de las almohadas negras y púrpuras, y con dulzura besó la punta del pezón color malva de Jenelle; escuchó el pequeño suspiro de su nueva amiga y el suave gemido de Nick, y dejó que los sonidos recorrieran todo su ser. La sensación de la pequeña y dura gota de piel contra sus labios le hizo sentir una nueva ráfaga de electricidad que le atravesó la piel.

«Sé más atrevida», le decía una pequeña voz interior. «Hazlo por Nick. Impresiónalo. Impresiónale más de lo que él cree que eres capaz».

________ se mordió el labio y se sentó erguida, curvó las manos alrededor de los hombros de Jenelle y la empujó suavemente hasta acostarla sobre la cama, invirtiendo las posiciones. Después hizo una pausa, solo durante un segundo, conmocionada por la belleza de Jenelle tumbada en topless con su pelo desplegado sobre el terciopelo.

________ tomó aliento, después se convirtió sin dudarlo en la agresiva criatura en la que deseaba convertirse por su hombre. Ahora estaba apoyada sobre las rodillas, con el vestido todavía en sus caderas, y sus pechos expuestos aún, e inclinándose hacia Jenelle, cerró la boca sobre el turgente y rosado pezón del pecho de la encantadora chica. La satisfacción se apoderó de ella cuando Jenelle jadeó y después gimió, con intensidad. Todo el cuerpo de ________ tembló cuando empezó a succionar de ella, suavemente al principio, y después saboreando la sensación del pezón erecto con la lengua, la carne que lo rodeaba llenándole la boca.

Mientras succionaba, dejó que su otra mano se cerrara alrededor del pecho de Jenelle, y exploró, y masajeó. Era extraño y excitante estar con otra mujer de aquella manera, pensó, todavía tirando del pezón con intensidad. El pecho de Jenelle en su mano era suave y perfecto, como una pequeña montaña perfectamente redonda cuya cima era una dura perla que raspaba la palma de ________ mientras amasaba la piel de alrededor.

Detrás de ella, Nick las observaba. Lo sabía por los gemidos bajos y cálidos que emitía él, incluso mientras sus manos se moldeaban sobre su trasero, y sus pulgares se extendían hacia dentro, hasta el centro, haciéndola sentir un nuevo tipo de deseo, algo profundo, extraño y desenfrenado.

Y en aquel momento supo que deseaba a otra mujer. Sí, aquello estaba sucediendo porque quería complacer a Nick, pero independientemente de aquel deseo, el placer que recibía del cuerpo de Jenelle era más que solo secundario. Los pechos de Jenelle eran tan encantadores, que la sumían en un estado febril que solo antes había experimentado con un hombre. Y ella deseaba más de aquel deseo, necesitaba cosechar más del cálido placer de ella, por lo que dejó de chuparle, cesó de acariciarla y en lugar de eso, cambió ligeramente de posición y se irguió hacia arriba, bajando después sus propios pechos sobre los de Jenelle y frotándole los pezones con los suyos.

El suspiro apasionado de Jenelle llenó su lujoso compartimento, y pronto se le unieron los propios suspiros de ________. Había demasiado suavidad, la suya mezclada con la de Jenelle. Pero, interrumpido por pequeños trozos de dureza, sus pezones, rozándose los unos con los otros, creando diminutos pinchazos de sensación que llegaban directamente a la vulva de ________.

Detrás de ella, Nick besaba su trasero y el tumulto de sensaciones que recibía por ambos lados la hizo sentirse loca de deseo. Se movían juntos, su cálida fricción con Jenelle delante estableciendo el ritmo con el que arqueaba su trasero hacia Nick por detrás. ________ se perdía en todo aquello... hasta que Nick fue hacia ellas dos y comenzó a acariciarles los pechos, y susurró al oído de ________: —Quítale las bragas.

El estómago se le contrajo. Una cosa era que su vulva se sintiera complacida por Nick y ella, pero otra completamente diferente era invitar a Jenelle a la refriega.

Aun así, no dudó un momento. La pasión era demasiado poderosa, y junto con los deseos de Nick, la empujaban hacia delante. Fuera lo que fuera lo que Nick quisiera, ella estaba dispuesta a dárselo. Nunca había pretendido convertirse en una especie de persona sumisa, pero el deseo por agradarle era simplemente demasiado fuerte como para querer luchar contra él. Se había convertido en parte de su sexo, parte de lo que los dos compartían.

Nick llevó las palmas de vuelta a las caderas desnudas de ________ y suavemente la apartó de Jenelle, imponiendo su voluntad incluso aunque ella se rindiera a él, ansiosa por dejar que él la guiara.

Justo como Jenelle y Nick habían estado sobre su cuerpo hacía solo un rato, ahora él y ella lo hacían sobre el cuerpo de Jenelle. Lentamente, Nick deslizó las manos por la parte exterior de los muslos de Jenelle, levantando lentamente su vestido de leopardo. Jenelle parecía sentirse tan intensa como lo había hecho ________, masajeándose sus propios pechos desvergonzadamente ahora que ________ se había ido.

Bajo el ribete, encontraron un tanga de encaje negro que se curvaba bajo el piercing del ombligo de Jenelle y el tatuaje de un corazón rojo a un lado del pendiente. Justo como le había pasado con los pechos de Jenelle, ________ pensó que aquella parte de su cuerpo también parecía perfecta, tanto que era difícil no sentir envidia, especialmente viendo cómo Nick lo estudiaba detenidamente. Y por una décima de segundo aquello la hizo sentirse cohibida, angustiada, como si nunca pudiera llegar a medirse con una chica tan perfecta y con un cuerpo tan tonificado por el baile, hasta que la mirada de Nick se levantó hacia ella.

—Quítaselo para mí.

Y entonces la golpeó la realidad. A él no le importaba. O quizás no podía verlo. Pero en cualquier caso, era todavía ________ a quien deseaba. Si hubiera deseado a Jenelle, le hubiera quitado el tanga él mismo. Aunque quería que ________ lo hiciera. Quería seguir guiándola a través de la intensa educación sexual que le había proporcionando aquella semana. Todo aquello seguía siendo por ella.

Reprimió los nervios, esperando que Nick no pudiera verlos, y tendió la mano hacia abajo para pasar los dedos pulgares por la cinta que había en las caderas de Jenelle. Cuando esta levantó el trasero de la cama, permitiendo que ________ tirara de las bragas suavemente hacia sus rodillas, su mirada se desvió naturalmente hacia la vulva de Jenelle. La vista de lo cual la hizo quedarse sin respiración, porque ¡Jenelle se había depilado todo el vello púbico!

Supuso que ya había visto algo así antes, en una revista Playboy que Wayne había comprado una vez, o cuando accidentalmente había abierto un correo electrónico spam que contenía fotos obscenas, pero nunca había pensado que aquello pudiera hacerlo cualquier tipo de mujer.

Y ahora, mientras estudiaba la abertura sedosa y desnuda que había entre las esbeltas piernas de Jenelle, no pudo evitar sentirse al mismo tiempo desconcertada y... asombrada. Por cómo parecía haber mucho más expuesto —como todo en la Ciudad del Pecado— y lo excitante que le parecía.

Ella nunca había pensado que pudiera tener interés en la vulva de otra mujer, pero de repente, hubo más curiosidad que tiraba de ella, y la hizo tender la mano y acariciar suavemente con su dedo corazón los pliegues, haciendo que Jenelle gimiera y le dejara húmeda la yema del dedo.

Oh, Dios, ¿acababa de hacer lo que acababa de hacer? ¿Tocarle la vulva a otra chica? ¿Sin que ni siquiera Nick se lo pidiera?

Miró al otro lado del cuerpo de Jenelle para ver a Nick, sabiendo que debía parecer conmocionado. Pero la mirada de Nick era toda calor, toda voracidad. Ella ni siquiera se había dado cuenta de que tenía la mano tendida, los dedos separados, el húmedo dedo corazón sobresaliendo ligeramente, hasta que Nick cerró su cálida mano sobre la de ella y tiró de su dedo húmedo hasta su boca.

Su propia vulva emergió con la idea de que estaba lamiendo los jugos de otra mujer de su propia mano. Y aunque los celos podían haber entrado en escena en aquel momento, no lo hicieron, solo tenía la extraña sensación de que habían invitado a otra mujer en sus relaciones y que de alguna manera aquello los acercaba incluso más. No entendía muy bien cómo había llegado a pasar, pero cuando miró a Nick a los ojos, lo sintió en el alma, y en las cálidas pulsaciones de su vulva.

Se sintió tan fuerte que se inclinó por encima de Jenelle, le cubrió a Nick la cara con las manos y le besó con intensidad. Cerró los ojos e introdujo la lengua en su boca, y se perdió en la humedad que encontró allí, en el sabor de él mezclado con su propio sabor, e incluso con el de Jenelle, y, siguiendo el instinto que repentinamente la corroyó por dentro, le dijo con brusquedad:

—Lámela. Quiero ver cómo le lames la vulva. Quiero ver cómo se lo haces a otra persona que no sea yo.

Un leve sonido salió de la garganta de Nick mientras sus ojos se volvían vidriosos por el placer. Cuando retiró las manos de su cara, Nick le agarró los puños y esta vez la besó con el mismo fervor antes de decirle:

—Ábrele las piernas para mí.

La vulva de ________ volvió de nuevo a la vida, pero ella se las arregló para romper el contacto visual con Nick y concentrarse en la suave vulva de Jenelle. El tanga todavía estaba en sus rodillas, pero Nick tiró suavemente de él hasta quitárselo.

Cada una de sus terminaciones nerviosas crepitó con la idea y la expectación cuando ________ bajó lentamente las palmas de las manos y las puso sobre la superficie modelada y bronceada de los muslos de Jenelle y la escuchó suspirar. Levantó la cabeza para mirarla, mientras que ella se pellizcaba sensualmente los pezones y se lamía el labio superior y miraba a ________ a los ojos.

Lentamente, llevó su caricia hacia adentro. Cada sutil movimiento hacía que Jenelle emitiera un nuevo gemido de placer, hasta que extendió las piernas de Jenelle, más y más abiertas, hasta que la piel que había en la unión de sus muslos se abrió, revelando los pliegues rosas que había dentro.

Los pechos de ________ le dolían de deseo, mientras su propia vulva se dilataba, todo por estar compartiendo cosas tan extrañamente íntimas con Nick. ¿Cómo era posible que tener otra compañera le hiciera sentirse tan conectada a él? No lo sabía, pero cuando sus ojos se encontraron por encima de la vulva de Jenelle, ella pudo jurar que él se sentía de la misma manera.

—Lámela ahora —jadeó ________, desconcertada por cuanto deseaba aquello, por cuanto necesitaba verlo.

Después de darle otro húmedo beso en los labios, Nick se arrodilló y pasó la lengua por la abertura de Jenelle. Él miró a ________ cuando terminó el largo y completo lametón que le hizo a Jenelle sollozar, y toda la combinación de sentimientos provocó que ________ se sintiera todavía más loca de lujuria.

—Otra vez —le dijo.

Él obedeció y los papeles se invirtieron. De repente, ella había dejado de ser la sumisa.

Y de alguna manera, lamer a Jenelle a petición de ________, mirarle a los ojos después de hacerlo, le hacía sentir —inexplicablemente— como si se lo estuviera haciendo a sí misma. Todavía seguía siendo parte de todo aquello, todavía estaba íntimamente involucrada en el acto incluso sin cosechar el placer físico directo. Le encantaba observarlo tan de cerca, más cerca de lo que podría hacerlo cuando él la lamía a ella. Le encantaba la manera en la que se humedecían y abrían los pliegues internos de Jenelle que aparecían cada vez que la lengua de Nick ascendía sobre ellos. Le encantaba escuchar los gemidos de Jenelle, observar cómo levantaba la pelvis para encontrarse con su boca, y saber que era ella la causante de todo aquello, por su capricho, por su antojo, por su deseo, por su orden. Ella nunca había sentido antes un poder sexual sin tocar ni ser tocada.

Pero cuanto más observaba la lengua de su amante sobre la vulva de otra mujer, más necesitaba también la interacción física, la fricción, el placer. Así que desvió la mirada de ________ y volvió a concentrarse en los pechos de Jenelle. Al principio, los besó un poco más, los lamió y se deleitó con la manera en la que el erecto pezón de Jenelle se retraía cuando pasaba la lengua sobre él. Pero pronto retomó la cálida sensación de simplemente frotar sus propios pechos con los de ella, ligeramente, de forma juguetona.

Cuando Jenelle rodeó el cuello de ________ con sus brazos, y le puso la mano encima de la cabeza, tirando de ella para darle un beso voraz, ________ se rindió completamente. A todo. A cada sensación. Como antes, cuando había estado cerca del orgasmo, dejó de pensar, y dejó que los placeres físicos la consumieran.

Y pronto Jenelle estuvo sollozando en su boca y empujando enloquecidamente contra la boca de Nick y ________ se inclinó hacia abajo para besar y succionar más de sus pechos, deseando ayudarla para que alcanzara el orgasmo.

—¡Oh! —gritó Jenelle finalmente. —¡Oh, joder! ¡Sí! ¡Sí! —todo su cuerpo se convulsionó enloquecidamente, follando la boca de Nick mientras gritaba, y ________ supo que la gente más allá de la cortina tenía que haberlo escuchado todo, pero aun así no le importaba.

Hasta que finalmente Jenelle dejó de moverse, y se quedó quieta y tenía un aspecto completamente hermoso, incluso exhausto, con su vestido arrugado en su torso y sus brazos colgándole sobre la cabeza.

—Oh, Dios mío —dijo ella, más suavemente ahora. —Ha sido tan bueno. Ninguno de los dos tenéis ni idea de cuánto lo necesitaba.

Nick, con su camisa blanca ligeramente arrugada ahora pero más sexy que nunca, se puso de rodillas entre las dos chicas acostadas, y sensualmente les acarició los muslos con cada una de sus manos.

—Habéis estado las dos sumamente increíbles —dijo él, sus ojos oscuros radiaban calor.

—Nick —dijo Jenelle, casi como si él estuviera diciendo una tontería. —Tu lengua ha estado sumamente increíble.

El solo soltó una carcajada, pero ________ se mordió el labio, estaba completamente de acuerdo con Jenelle, recordando exactamente la sensación que había tenido cuando había tenido la lengua de Nick en su clítoris. Después se dio cuenta de que estaban hablando en pasado, y levantó la cabeza para mirar al hombre del que se había enamorado.

—Todavía no hemos acabado, ¿verdad?

Él bajó la barbilla, enarcando una de sus cejas, en un gesto especulador.

—¿No quieres que acabe?

Ella negó con la cabeza, y sin reflexionar en sus palabras, dijo exactamente lo que estaba pensando. —Deseo tu polla.

La expresión de Nick se oscureció cuando señaló hacia el enorme bulto que había debajo de sus pantalones. —Está justo aquí.

Ella se mordió el labio. Deseaba desesperadamente darle tanto placer como él le había dado a Jenelle y a ella con su hábil lengua. Y cuando tendió la mano hacia la hebilla de su cinturón, levantó la cabeza y le dijo:

—Ahora te toca a ti, nene. Así que prepárate.

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