miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 42

—Gracias, señora Colé. Y Austin, te veo la semana que viene, tan pronto como acaben las clases. Vamos a tener que empollar un montón de cosas en un periodo muy corto de tiempo, así que prepárate.

Nick sonrió mientras dirigía a Austin Colé y a su madre hacia la puerta de su apartamento, que en la actualidad era su lugar de trabajo hasta que se trasladara a la oficina que acababa de adquirir.

Austin levantó la mano, en un ademán grande y le dijo:

—No te preocupes, tío. Estaré muy preparado.

—Cuento con ello, y me alegro de que esto vaya a funcionar. Creo que va a ser un gran paso para todos nosotros.

Cerró las puertas detrás de ellos, y se sintió más enérgico de lo que había estado en mucho tiempo. Austin acababa de firmar un contrato haciendo de sí mismo el primer artista de Inspiración. No podía haber imaginado un comienzo más prometedor para la compañía, y sabía que sus inversores estarían muy contentos.

Por supuesto, ahora que sus visitantes se habían marchado, se encontró a sí mismo meditando sobre la conversación que había mantenido antes con el chico.

—¿Cómo has oído hablar de la nueva discográfica? —le había preguntado.

Solo había sentido curiosidad, y quería hablar de algo menos serio antes, así que le sorprendió que Austin se hubiera encogido ligeramente y le hubiera contestado:

—Eh... es una especie de secreto.

Nick había levantado la cabeza para mirarlo.

—¿Un secreto? ¿A qué te refieres?

El chico había parecido algo nervioso, después le contestó:

—La persona que me lo dijo me aconsejó que la mejor decisión sería venir a trabajar contigo, pero ella, eh... trabaja para el Blue —se detuvo repentinamente entonces, y corrigió sus palabras—, para otra discográfica.

Desde luego, solo había habido una persona en la que había pensado él, pero no podía imaginar que ella quisiera renunciar a Austin.

—¿No habrá sido ________?

Los rasgos del chico se endurecieron, e incluso cuando le dijo:

—Será mejor que no diga nada —Nick supo la respuesta. Simplemente no sabía la razón por la cual ________ había hecho una cosa así.

Quizás era su manera de disculparse con él, y si era ese el caso, él iba a aceptar las disculpas, pero no iba a cambiar nada de sus sentimientos por ella. Había hablado en serio cuando se lo había dicho aquella noche. No necesitaba otra persona mentirosa en su vida. Y darse cuenta de que ________, de todas las demás personas, entraba dentro de aquella categoría... joder, no podía negar que se había sentido jodidamente destrozado.

Lo peor de todo era que quizás ese fuera el primer día durante semanas que no la había tenido en su cabeza las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Había estado tan concentrado en conseguir que Austin firmara el contrato que ese día no había habido lugar en su mente para otra cosa. Hasta que apareció su nombre.

Y entonces, durante unos pocos minutos, había vuelto a Las Vegas... dentro de ella.

Pero ya era hora de que retomara su concentración en el negocio día y noche. Dado que estaba metido en problemas para conseguir que Inspiración despegara del suelo, solo Dios sabía que tenía más que suficiente como para ocupar la mente. Por suerte, unos cuantos clientes de su anterior trabajo en Blue Night iban a renovar su contrato en los próximos meses, así que había hecho unas cuantas llamadas telefónicas y se sintió confiado al saber que algunos de ellos iban a irse a Inspiración e iban a permitirle enderezar sus carreras en la dirección correcta. Así que las cosas habían estado saliendo bien. Pero también tenía que preocuparse del traslado a la oficina, y tenía personal al que contratar, y planeaba tener también mucho trabajo para enseñar a Austin y quizás a otros nuevos artistas.

Y desde luego, estaba el pleito al que tenía que enfrentarse. Claire había puesto dos demandas, una contra Blue Night y otra distinta contra él. Nick intentaba quitarse aquello de la cabeza tanto como le era posible, dejaba que su abogado se ocupara de casi todo, y tener una nueva discográfica que dirigir era una gran distracción.

Así que simplemente no tenía tiempo que malgastar pensando en ________. Incluso si le había ayudado sin saberlo a ponerle el nombre a su discográfica. Le había dicho una vez que ella lo inspiraba, y lo había dicho en serio. Lo hizo sentir cosas que no había sentido en la vida, lo llevó a alturas emocionales —y a bajones también— que lo obligaron a examinar quién era y qué era lo que quería en la vida. No estaba seguro de si en aquel momento tenía todo lo que quería, pero tenía una compañía prometedora que construir, y le gustara la idea o no, había sido ella quien lo inspiró, sexualmente, emocionalmente, e incluso profesionalmente, ya que había perdido su trabajo por su culpa.

Parte de él la odiaba. Nunca antes se había sentido tan engañado, como si fuera un estúpido crédulo.

Aunque parte de él seguía recordando todos los momentos que habían pasado juntos. Aquellos que eran realmente sucios. Y los que habían sido verdaderamente dulces. Y todo lo que quedaba entre las dos cosas también.

Mierda, incluso en aquel momento, todavía le resultaba difícil creer que lo hubiera engañado. Había estado completamente cegado, simplemente no lo había visto venir.

Pero en lo que a él respectaba, había sido una lección dura aprendida. La confianza era un bien de mucho valor, y no se la daría a nadie con tanta facilidad en el futuro, incluso a alguien que le pareciera tan completamente inocente como le pareció ________. Mierda, había pensado que había aprendido la lección después de lo que pasó con Claire Starr. Pero ________ era una criatura completamente diferente. Un lobo con piel de cordero.

Había estado reflexionando sobre algunas de las palabras que le había dicho, su promesa de que todo lo que había pasado entre ellos había sido real. Él no sabía qué creer, simplemente eligió no creerse... nada.

Tenía una compañía que sacar adelante y acababa de firmar un contrato con Austin Colé, así que aquello era un comienzo increíble. Desde ese momento en adelante, volvía a la música y al sexo. No necesitaba nada más que eso, y corrigiendo sus pensamientos de antes, decidió que no quería nada más en su vida.

Era la tercera vez en una semana que Jenkins había llamado a ________ a su despacho, y ella sabía que estaba metida en problemas, solo por el sonido de su voz al teléfono. ¿Qué había pasado ahora? ¿Se habría quejado Malcolm a él directamente? ¿Habría escuchado las cintas de la primera grabación de los Blush? No había ido tan bien como se esperaba, porque el productor seguía pidiéndole una contribución como había hecho Nick en el pasado, y ella simplemente no tenía la experiencia suficiente como para ayudar.

Abrió la puerta cerrada del despacho con mucho cuidado, echaba de menos los días en los que su jefe pensaba que hacía bien su trabajo.

—¿Qué pasa ahora? —le preguntó.

Jenkins se levantó, prácticamente echando humo por las orejas. Oh, vaya, fuera lo fuera lo que iba a decirle, era malo. Muy malo.

—Acabo de escuchar lo que espero que solo sea un desagradable rumor.

Dios, ella esperaba que así fuera también.

—¿Qué?

—El rumor que corre es que Inspiración acaba de contratar a un nuevo chico prometedor que se llama Austin Colé. El chico que Nick y tú visteis en Las Vegas. Y lo que se dice es que has sido tú quien le envió el niño a él, diciendo que se encargaría mejor de él de lo que nosotros podíamos hacer.

Sus opciones eran bien simples: mentir, o contar la verdad.

Y pensaba que ya había mentido lo suficiente.

—No es un rumor. Lo hice.

Jenkins golpeó un libro que había sobre la mesa de su despacho, y los papeles de alrededor salieron volando.

—¿En qué cono estabas pensando?

Ella levantó el tono de su voz, igual de enfadada que lo estaba Jenkins.

—¡En que Nick hará un trabajo mejor del que yo puedo hacer! ¡Porque me han empujado a un trabajo para el que no estoy cualificada porque no tengo experiencia suficiente! Y porque Austin Colé tiene uno de los mejores sonidos que he oído nunca y, francamente, pensé que se merecía más de lo que yo podía ofrecerle. No quería arruinar su carrera, así que lo envié a Nick.

Jenkins se levantaba delante de ella, con la cara roja de rabia, negando con la cabeza.

—Joder, ________...

Ella odiaba aquello. Se estaba volviendo cada vez peor. Se suponía que aquel era un trabajo de ensueño, pero era una mierda. Nunca se había sentido tan miserable en un puesto de trabajo.

Justo entonces, Cohete asomó la cabeza por la puerta entreabierta.

—Eh, ________, cuando tengas un momento, la fotocopiadora se ha quedado atascada otra vez.

—Que le jodan a la fotocopiadora —dijo bruscamente, haciendo que Cohete diera un salto y desapareciera después por la puerta.

Tras lo cual, dio media vuelta y miró a Jenkins.

—Y que te jodan a ti también. Ya no puedo soportar esto. Soy una mujer inteligente, simpática y profesional, y me merezco algo mejor que esto. Dimito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario