miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 26

—Vaya —dijo Nick cuando ella contestó a la puerta a las seis en punto de aquella tarde. Cuando él la miró rápidamente de arriba abajo, sintió cómo le cosquilleaban los senos y le palpitaba la vulva.

Se mordió el labio, se sentía sexy y sofisticada a la vez.

—¿Te gusta?

—Nena —le dijo, como si aquella fuera una pregunta ridícula. —Ese vestido es... increíble. El aspecto que tienes... seré un hombre con suerte si logro hacer negocios antes de entregarme al placer.

El vestido negro de satén colgaba perfectamente sobre sus curvas y revelaba más de su cuerpo que cualquier cosa que hubiera llevado nunca, con unas copas semicirculares en lugar del sujetador que le levantaban el pecho, dejando mucha piel al desnudo. El dobladillo llegaba hasta medio muslo, pero había una abertura a un lado que lo hacía incluso más picante.

Kelly había insistido en que ________ se comprara aquel vestido, pero ella había dejado puesta la etiqueta, porque pensaba que quizás era mejor devolverlo, hasta que Nick le había pedido llevar un vestido sexy antes, lo que había hecho que ella supiera que era perfecto para pasar una noche en Las Vegas, del brazo del hombre vivo más excitante.

Había completado el atuendo con unas sandalias negras de tacón que llevaban unos pequeños diamantes falsos cubriéndole los dedos de los pies, y los pendientes largos de diamantes que había llevado en su boda. Echando la vista atrás, le pareció de mejor utilidad en aquel momento.

Nick también se había vestido muy elegante —más de lo que le había visto antes: —llevaba una camisa blanca lisa, desabrochada, bajo una chaqueta de cuero de color caramelo, con los pantalones vaqueros que llevaba normalmente debajo. Como siempre, la cadena de su abuela descansaba cerca de su garganta, visible entre los botones abiertos.

—Tú también estás muy guapo —le dijo, mientras lo miraba de arriba abajo, como él había hecho con ella y no dudó en rezagar la mirada en su entrepierna donde, sin erección, aparecía un bulto muy agradable.

Un enorme espejo con marco dorado colgaba de la pared cerca del ascensor y mientras lo esperaban, ________ no pudo evitar mirarse a los dos y pensar que aquella noche, más que antes incluso, parecía pertenecerle a él, como si fuera alguien fabulosa que se dirigía a una noche de glamorosa diversión; y lo mejor de todo era que, en aquel instante, era verdad.

Nick la llevó al Bouchon, un restaurante francés que había en el Venecia, donde se sentaron en un bonito patio enlosado cerca de la piscina. Después de la cena, compartieron una mousse de chocolate bajo un ambiente de dulce música, del sonido de vasos que brindaban y de elegantes columnas y arcos de piedra. Y ________ intentó con todas sus fuerzas no sentir todo lo romántico que había en ello, aunque era muy difícil de ignorar.

Por un lado, sabía que Nick era un hombre de mundo, y un amante de las mujeres, por lo que el hecho de que él hubiera elegido un restaurante terriblemente romántico seguramente no se debía a otra cosa que a una medida respetable de cariño, una buena cena con alguien de cuya compañía disfrutaba.

Pero cuando lo miraba a los ojos... ¿veía ella algo más?

¿O solo se lo estaba imaginando?

A veces, podía jurar que Nick también estaba enamorándose de ella. Pero entonces... recordaba que un hombre como Nick era tan agradable de forma natural, alguien al que se le daba tan bien hacer que otra persona se sintiera especial, que sabía que era probable que aquellos gestos no significaran nada.

«Y eso está bien —se recordó a sí misma. —Esto es solo una aventura, y es exactamente lo que tú querías que fuera. Sexo sin compromiso».

De la cena se dirigieron al Strip para disfrutar de la velada. Aquella noche, le había explicado Nick, iban a ir a ver a cantantes que trabajaban en los mega resorts que se alineaban en Las Vegas Boulevard.

La idea la impactó. «Oh, esa es la razón por la que me ha pedido que me vistiera elegante». Aquello prometía ser una noche más en la ciudad, como tantas otras que habían compartido hasta el momento, e hizo que la sensación de sorpresa cuando él le habló de no acostumbrarse demasiado a la cama se volviera más un misterio.

Su primera parada fue en uno de los pocos espectáculos tradicionales que quedaban en Las Vegas: un lugar lleno de chicas en topless cubiertas por toneladas de pieles y lentejuelas. Era una mezcla variada de entretenimiento, y Nick señaló a la cantante que habían ido a ver, recomendada por un camarero que había hablado con él a principios de la semana. Pero Nick declaró rápidamente que al chico le gustaba demasiado «el sonido de Broadway», con lo cual ________ estuvo de acuerdo y después de aquello, simplemente se sentó y disfrutó del llamativo espectáculo de todo ello, maravillándose con la cantidad de pechos desnudos en el escenario.

Después, mientras se mezclaban con el resto de espectadores que abandonaban el lugar, Nick le dijo:

—Siento si esto te resulta algo inútil, pero el chico con el que hablé me dijo que la vocalista era espectacular, por lo que pensé que merecía la pena echar un vistazo.

________ abrió los ojos de par en par.

—¿Estás bromeando? ¡Me ha encantado! Ha sido completamente el espectáculo clásico de Las Vegas. Me lo he pasado genial —y lo había hecho. Dado que la mayoría de las showgirls estaban hoy día muertas o retiradas, le encantó tener una pequeña porción de la vieja Ciudad del Pecado.

Nick solamente sonrió, y después le pasó el brazo por la cintura y la acercó a él para darle un beso.

—¿Tienes idea de lo bonita que eres?

Ella bajó la barbilla y le concedió una mirada juguetona.

—Pensaba que era excitante.

—Eres bonita y excitante —le aseguró él. —Y si no te habías dado cuenta, todos los hombres con los que nos hemos topado esta noche tenían los ojos puestos en ti.

En realidad, sí que se había dado cuenta. Y aquello la había hecho sentirse sexy y excitante, y despreocupada... y también le había hecho pensar si la miraban porque pensaban que era una prostituta con aquel vestido tan descarado. Estaba claro que si todos los hombres pudieran ver las cosas que había hecho ella los últimos días, creerían lo segundo, pero ella sabía que solo podía haberse comportado de aquella manera con Nick, y con nadie más.

Y cuando él la llevó de la mano hacia el casino y después salieron juntos a la calle, la cálida brisa de la noche invadió sus sentidos, y supo que no podía negar que estaba enamorándose de él.

Pero también, desde luego, que toda aquella situación era imposible, no importaba cómo lo viera ella.

Y eso significaba que tenía que aprovechar todo lo que pudiera de él en aquel momento, aquella noche, y las noches que estaban por llegar. Tenía que empaparse de él, absorberlo, su cuerpo, su mente, aquellos hermosos ojos, todo él.

Así que cuando se subieron a un taxi y Nick le dijo al conductor que los llevara al Caesars Palace, ella levantó la mano hacia su cara y lo besó, descarada, apasionada y sin disculparse, sin importarle lo más mínimo si el taxista podía observarlos a través del retrovisor. Ahora que la acompañaba el amor, su deseo sexual por él adoptaba una necesidad nueva que ella temía que no tuviera límites.

—Genial —le dijo él cuando el beso terminó.

En respuesta, ella bajó la mano hacia su muslo, en un gesto atrevido, después se deslizó hacia dentro, sobre su verga, la cual se endureció en cuestión de segundos.

Su mirada llevaba una mezcla de diversión y de excitación.

—Debes estar deseando saber cuál es tu sorpresa.

—Mucho —admitió ella.

En el Caesars Palace, se abrieron camino a través del casino hacia a un elegante bar temático llamado Cleopatra's Barge, donde cruzaron un pequeño puente de madera hasta llegar al club flotante y en forma de barco. La oscuridad cayó sobre ellos, era hora de bailar, las luces se arremolinaban en el suelo donde veinte o treinta personas se movían al ritmo de un grupo que tocaba canciones del Top 40 Hits[1].

—Estos son a los que venimos a ver —le dijo él mientras se colaban a través de la multitud para llegar a la barra. —Se llaman Razor's Edge.

La banda estaba liderada por una bonita rubia, la única mujer del grupo. Con copas de vino en la mano, observaron y escucharon, y ________ fue consciente otra vez de la atención que recibía por parte de los hombres, y si no estaba equivocada, incluso algunas mujeres parecieron lanzarles miradas de admiración. Estaba empezando a pensar que debería llevar ropa atrevida más a menudo y se recordó a sí misma darle las gracias a Kelly por hacer que se comprara el vestido.

De hecho, se acordó otra vez que tenía que darle las gracias a Kelly por un montón de cosas: no solo por ayudarla a comprar y por pedirle una cita en la peluquería, sino también por todo el concepto de seducir a Nick. Quizás hubiera ocurrido de todas formas, pero de alguna manera sentía que las varias formas de consejos de Kelly habían ayudado a que todo pasara.

Después de media hora, ________ dejó su copa vacía en la barra y se inclinó para decirle a Nick por encima de la música:

—No sé... parecen un buen grupo de bar, pero no hay nada nuevo en ellos. Sé que aún no hemos escuchado música original suya, pero hay algo en ellos que me hace sentir... que estoy escuchando algo de los noventa. ¿Estoy equivocada?

Nick vació su propia copa y negó con la cabeza.

—En realidad, has acertado por completo. Llevo aquí un rato esperando a que me dejen alucinado con algo, pero no lo han conseguido. Buen oído, nena.

Después de dejar el Cleopatra's Barge cogidos de la mano, tomaron un taxi en lo alto del Strip y se dirigieron hacia otro enorme hotel, ________ ni siquiera sabía cuál era. Tras el sinfín de paradas que habían hecho durante aquella y las demás noches, hubo un momento que se olvidó de prestar atención.

Se pasearon por otro casino donde las máquinas tragaperras zurraban y tintineaban y la ruleta daba vueltas, y Nick la llevó a una discoteca oscura y tranquila donde su mirada cayó instantáneamente en el joven hombre que había en el escenario, que estaba sentado en un taburete, cantando y tocando una simple guitarra de madera. Con un pelo ligeramente desgreñado y una complexión suave y aceitunada, no podía tener más de diecisiete años, pero su voz y su instrumento afirmaban lo contrario, porque sonaba como si pertenecieran a una vieja alma. El sonido era pop alternativo —pegadizo pero moderno, ingenioso pero lleno de significado— y después de solo unos segundos, Nick y ________ se miraron en silencio y dijeron: «Este chico es bueno».

—Estoy sorprendido —le dijo Nick.

En respuesta, ________ cayó en su nueva costumbre de hacer comparaciones con un ojo comercial.

—Es como... un joven John Mayer, pero con el atractivo de un ídolo adolescente. Cualquier chica de instituto podría derretirse por él.

—La carátula del CD será un primer plano de su cara —meditó Nick, con los ojos puestos en el escenario, claramente pensando en el futuro. —Solo con su nombre encima. Austin Colé.

—Como en los antiguos álbumes —dijo ________ —podíamos poner un póster de él en el interior.

Nick no parecía convencido.

—Todavía podemos trabajar en esa idea. Para eso es para lo que están las páginas web. Sin embargo, podemos lanzar una oferta, un póster gratis para las primeras mil personas que manden el recibo que encontrarán en el CD, algo parecido.

—¿Cuántos años tiene? —preguntó ________.

—No lo suficiente como para entrar aquí, solo lo suficiente como para actuar aquí —le explicó. —Me envió un CD hace unos pocos meses, y supe que era bueno, pero no sabía que era tan bueno, o me hubiera olvidado de los demás y hubiera arrastrado mi culo hacia aquí a toda prisa.

Luego encontraron una mesa, pidieron una botella de vino y simplemente se pusieron cómodos y disfrutaron de la música conmovedora y sincera de Austin Colé. Hasta que él se tomó un descanso. Lo que le permitió a ________ ser testigo, una vez más, de la parte divertida de aquel trabajo, observar la cara del chico iluminarse cuando Nick se presentó y le dijo lo impresionado que estaba.

Acordaron una reunión con Austin y su madre para el día siguiente, pero Nick organizó una comida en lugar de un desayuno.

—Porque —le había explicado a ________ con un guiño cuando salieron de la discoteca—, vamos a estar fuera hasta tarde. Ella sonrió.

—Eso implica mi sorpresa, desde luego.

Él asintió, en un gesto claro y conciso.

—¿Y cuándo exactamente voy a recibir esa sorpresa?

—En nuestra próxima parada.

Muy a su pesar, la vulva de ________ tembló con la expectación. Por supuesto, haber tenido tantos ojos lujuriosos puestos en ella durante toda la noche la había mantenido en un estado de excitación toda la velada, como durante el provocativo espectáculo de topless, solo estando con Nick. Por lo que no era solo la promesa de lo que estaba a punto de suceder lo que la emocionaba. Era todo, todo lo que Nick y la Ciudad del Pecado podían ofrecerle.

Y ella estaba más que preparada para cualquier cosa que le deparara la noche.



[1] Colección de cuarenta canciones que forma parte del álbum de Anal Cunt, una banda de Grindcore, famosa en los Estados Unidos por la obscenidad y mordacidad de sus letras. (N. del T.)

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