miércoles, 9 de febrero de 2011

capitulo 31

—De acuerdo, hablaremos la semana que viene —dijo Nick, mientras llevaba a Austin Colé y a su madre, quien se había mostrado recelosa durante la reunión y tenía un montón de preguntas acerca del contrato que le estaban ofreciendo a su hijo, hacia la puerta de la habitación. —Y si entre tanto, a usted o a su abogado les surge cualquier tipo de pregunta que yo pueda aclararle, por favor, no duden en llamarme.

________ lo observó cerrar las puertas dobles, que los dejaban solos en la habitación otra vez. Había guardado silencio casi la mayor parte de la reunión, durante la cual también habían comido. Ella había estado escuchando la manera en la que Nick contestaba a la mujer tan meticulosamente, siempre respetando sus preguntas, aunque en ocasiones se volvieran repetitivas y confusas. ________ solo había contribuido en algo a la conversación para dejarle saber a Austin cuánto adoraba ella su música y cuánto deseaba tenerlo a bordo de Blue Night.

Aunque daba la casualidad de que solo tres días antes de aquello, un explorador de una gran discográfica se había acercado a Austin, y que por supuesto, también le había ofrecido una suma importante de dinero.

—La ventaja —le decía Nick a ________ ahora, mientras atravesaba el vestíbulo enlosado— es que hemos conseguido ser los primeros en reunimos con ellos —el representante de la otra compañía se había limitado a invitarles a Los Ángeles la próxima semana, en lugar de hablar de negocios en la ciudad en la que Austin vivía. —Hemos tenido la oportunidad de demostrarle a Austin cómo de interesados estamos en él, hemos conseguido dejarle saber que vamos a respetar su música y finalmente, que va a recibir una atención personal por nuestra parte.

—¿Y cuál es el inconveniente? —preguntó ________ a, que estaba todavía sentada a la mesa.

Nick suspiró.

—Simplemente no tenemos tanto dinero como el que ellos pueden ofrecerle.

—Entonces, ¿qué esperanzas tenemos? ¿Por qué se iría él con nosotros?

—Por las razones que te acabo de mencionar. A él le gustamos, de eso estoy seguro. Y es un chico brillante, creo que ha hecho sus deberes sobre el negocio y conoce y entiende los beneficios adicionales de trabajar con una empresa más pequeña. Sabe que llegará a sentirse como un pez pequeño en un gran estanque con el otro tipo, pero que si viene con nosotros, tendrá toda nuestra atención.

»Y en realidad, ha sido muy inteligente de su parte y de su madre no apresurarse a tomar ninguna decisión, a hablar con un abogado, a averiguar lo que le ofrecen ambos bandos antes de decantarse por uno de ellos. Para ser francos, nuestro trabajo consiste en darnos prisa para que la gente firme un contrato antes de que puedan ser descubiertos por otras personas, justo como hicimos con Blush, pero cuando un artista es lo suficientemente avispado como para no lanzarse al primer contrato que le muestran en sus narices, tengo que respetarlo y trabajar con él en ello.

________ nunca había pensado acerca de aquello, acerca de que a pesar de haber hecho un montón de preguntas sobre el contrato, las chicas de Blush habían firmado sin buscar ningún consejo legal, sin preguntar a sus familias o amigos, nada. Y aquel había sido el objetivo de Nick —y ahora era el suyo: —lograr que los artistas hicieran precisamente eso. De repente, vio aquello como otra parte de su trabajo en el que quizás no pudiera destacar: intentar empujar a alguien a hacer algo que puede que no respondiera a sus mejores intereses.

—¿Qué pasa? —le preguntó Nick. Sus sentimientos debieron haberse reflejado en su cara, algo en lo que realmente debía trabajar si quería convertirse en una buena representante de A&R.

—Nada —mintió ella. Se había dado cuenta de que le resultaba muy fácil ser sincera con Nick cuando hablaban de sexo u otras cosas, pero en los últimos días, había notado que hablar de su nuevo trabajo le resultaba... menos fácil. La verdad era que cuanto más aprendía acerca de él, más empezaba a preguntarse si realmente se le daría bien hacerlo.

—Escucha —dijo él—, si conseguimos a Austin, y eso es precisamente lo que pretendo, incluso si tengo que ponerme de rodillas y rogarle, quiero que seas tú quien se encargue de él.

—¿Cómo? —ladeó la cabeza.

—Quiero que él sea tu primer artista oficial.

Ella sintió cómo se le abría la boca por la sorpresa.

—Estás bromeando.

Aun así él confundió su reacción con preocupación.

—Que no cunda el pánico, nena, estaré ahí a cada paso para guiarte por el camino. Y creo que el chico será grande, y no demasiado temperamental. Te dará una gran ventaja en el negocio, será él el artista en el que apuestes, el que saque tu nombre ahí fuera.

________ dejó escapar una gran bocanada de aire. ¿Realmente le estaba ofreciendo aquello?

—Nick, no tienes que hacerlo. Quiero decir, no es justo. Eres tú el que ha pasado el tiempo hablando con él y su madre hoy, no yo. Tú eres la persona que a él le gusta, y seguramente la persona con la que quiere trabajar. Y... —suspiró, y su voz se volvió más suave cuando se sintió sin fuerzas, dejando caer los ojos sobre las vetas de madera de la mesa. —En realidad, no he hecho nada para merecerme un regalo así.

En respuesta, Nick se sentó en la silla que había a su lado, giró a ________ hacia sí, y le cogió las manos entre las suyas.

— ________, tengo mucha fe puesta en ti para este negocio. Pero no es fácil lograr que la gente confíe en ti con algo tan grande como una carrera musical, y puede ser muy duro conseguir el primer artista con éxito. Empezar con alguien prometedor bajo tu custodia significa tener la mitad de la batalla ganada. Así que quiero hacer esto por ti, ¿de acuerdo? No voy a aceptar un no como respuesta.

El nudo que se le había formado a ________ en la garganta apenas la dejaba respirar. Había resultado muy fácil olvidarse de la terrible verdad que estaba ocultándole a Nick cuando estaban besándose o coqueteando, en la cena o escuchando música, cuando iban a las discotecas o tenían relaciones sexuales. Pero ahora, en aquel momento, no podía olvidarse de ello. En realidad, era lo único en lo que podía pensar.

Nunca se había sentido tan asombrada o conmovida —o tan terriblemente culpable— en toda la vida.

—Así están las cosas. Lo contratamos, tú te encargas de él. ¿Vale?

Todavía no podía darle una respuesta. Así que en lugar de eso se lanzó a sus brazos y lo besó, con todo el amor que había en su corazón y toda la admiración de su alma. Lo besó hasta que él tiró de ella hasta su regazo, le puso las manos en el trasero y ella se montó a horcajadas en la amplia silla.

Finalmente acabaron los besos, se quedaron allí simplemente sentados, en silencio, y Nick inclinó la frente hasta rozar la suya, en un gesto dulce que a ella le encantaba. Y una sonrisa lenta y patentada se le desplegó en la cara cuando le dijo:

—Ese es el tipo de respuesta que me gusta.

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