miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 14

Aquella noche, Nick llevó a ________ a tres pequeñas discotecas, todas ellas situadas al sur, en las afueras de la ciudad. En las dos primeras habían visto a dos tipos que tocaban la guitarra y cantaban, y en la tercera a un dúo, un hombre que tocaba el piano y su mujer, que cantaba a voz en grito canciones pop. Ninguno de los conciertos le transmitió nada a Nick, pero todos ellos le habían sido recomendados.

—Conozco a gente, les pido que echen un vistazo por los bares y me lo hagan saber cuando escuchan algo que les gusta —le explicó en el taxi que los había llevado a la primera discoteca. Le había dicho también que sabía de las figuras más destacadas de la música a través de muchas personas, desde propietarios de discotecas hasta camareros y porteros.

Aunque ella no se lo había dicho, se había sorprendido de lo socialmente intenso que era aquel trabajo. Ya le habían comentado que Nick se movía entre gente del jet set, pero ahora estaba dándose cuenta de que también tenía que tener buenas relaciones con los propietarios de las discotecas y sus camareros. A ella le gustaba mucho conocer gente, pero nunca había sido muy extrovertida, por lo que temía que aquella parte del trabajo pudiera suponer todo un reto. Se le revolvía un poco el estómago ante la idea aunque, al igual que un montón de cosas que habían sucedido los últimos dos días, procuró olvidarse de ello por el momento.

A medida que recorrían las discotecas, ninguno de los artistas a los que iban a ver aquella noche captaba particularmente su atención o tenían un sonido que ellos pensaran que mereciera la pena estudiar. Y en realidad, ella no tenía muchas ganas de escuchar música aquella noche. Oh, todavía podía ser capaz de reconocer algo fabuloso si lo escuchaba, pero pasó la mayoría de la noche deseando regresar al hotel con Nick.

Después de haber estado pasándoselo en grande en la piscina aquella misma tarde, habían estado a punto de ir a la habitación de Nick y apagar su lujuria, pero entonces sonó el teléfono móvil de Nick y este había pasado bastante tiempo hablando con una artista de Blue Night, Jane Wyndham, una cantante de folk prometedora. Y así se les había escapado la tarde.

Y en aquel momento, justo como en la piscina, él seguía haciéndole promesas. Unas promesas realmente tentadoras. Dónde iba acariciarla. Cómo exactamente. Le prometió que iba a hacerlo con suavidad e iba a ser minucioso.

—La pasada noche fue muy excitante —le había dicho cuando se habían sentado en una de las mesas de la última discoteca. —Pero fue como una comida que se come con prisa, solo hace que sientas más apetito. Y hoy en la piscina, ha sido un juego, un aperitivo. Y eso me hace estar condenadamente hambriento, nena.

Y entonces, cambiaba la conversación a un tono más profesional, y le decía qué tipo de carencias tenían los artistas que habían visto durante la noche.

Al principio, a ella le pareció divertida la manera en la que él era capaz de hablar de sexo y justo después de trabajo; le gustaban las dos charlas con la misma pasión. Pero a medida que avanzaba la noche, descubrió que, en realidad, aquello la excitaba. Parecía dejarle claro que la vida de Nick era una mezcla de música, sexo y pecado. Él no se guardaba nada, no mantenía nada en secreto, ponía sus ideas y sus deseos sobre la mesa, y a ella le parecía una sinceridad completamente excitante.

Aunque había algo en todo aquello que la hacía preguntarse... Si él podía discutir acerca de la música y el sexo casi simultáneamente, ¿podría eso crear confusión de alguna manera y contribuir a que las mujeres lo acusaran de hacerles soborno sexual?

—¿Puedo preguntarte algo? —le dijo ella, cuando se subieron a otro taxi y se dirigieron de vuelta al Venecia.

—Claro, nena —hizo una pausa para decirle al taxista su destino, y después se dio la vuelta para mirarla. —¿Qué pasa?

Ella esperó que no la odiara por la pregunta que estaba a punto de hacerle, pero de repente sintió deseos de conocer la respuesta.

—¿Qué pasó con Claire Starr?

Nick no pareció sorprendido por la pregunta, pero su respuesta sonó un poco intensa de más.

—¿Te refieres a si me la follé? Sí.

—¿Y quería ella?

—Sí.

—¿Y tenía algo que ver con firmar un contrato?

—No.

—¿Te has enfadado conmigo por preguntártelo?

Él negó con la cabeza.

—Después de todo, supongo que es obvio que pasó algo con ella —las acusaciones de Claire habían sido exhibidas en programas de entretenimiento como el Entertainmet Tonight y el Access Hollywood, sin mencionar el artículo en la revista People.

—Te creo cuando dices que sus acusaciones son falsas — ________ sintió la necesidad de asegurárselo. —Pero supongo que simplemente sentía curiosidad... si había inventado esa historia para conseguir dinero de Blue Night, o había algo más. Como si fuera posible que ella, de alguna manera, simplemente. .. malentendiera lo que ocurrió entre tú y ella.

Él suspiró.

—Puede que haya habido un malentendido, pero no tiene nada que ver con un contrato de grabación. Pasamos juntos una semana en Seattle, la descubrí en un viaje de exploración como este, y nos acostamos. Nos lo pasamos bien, pero yo lo consideré acabado una vez que culminó la semana, solo que ella se sintió un poco como la de Atracción Fatal. No reaccionó asesinando a ningún conejo, pero no le gustó recibir un no como respuesta. Creo que eso, combinado con el hecho de que la discográfica no quisiera contar con ella, la volvió más fiera de lo normal. No es una buena persona, ________. Debería haberme dado cuenta de eso antes.

________ asintió en los oscuros confines del taxi. La voz de Nick había sido más calmada ahora, y ella le respondió con suavidad.

—Gracias. Por contármelo.

Él le apretujó el muslo, desnudo bajo su minifalda vaquera, después le habló con un tono de voz más juguetón.

—Deja que eso sea una lección para ti, joven ________. No te tires a los artistas. Puede volverse contra ti.

—No pretendo hacerlo. Pero también... bueno, no es que pretendiera exactamente irme a la cama contigo —incluso si Kelly le hubiera asegurado que aquel era su destino. —Así que supongo que nunca sabes cómo van a acabar las cosas.

Su mirada reflejaba algo entre la coquetería y la arrogancia.

—La diferencia entre todos los otros chicos con los que puedas acostarte en el negocio y yo... es que yo soy el bueno. Ella ladeó la cabeza.

—Entonces, ¿cualquier otro hombre en la industria musical es el demonio y va detrás de mí?

Su mirada cayó hacia sus pechos, ocultos en su camiseta ajustada.

—¿El demonio? Probablemente. ¿Detrás de ti, nena? Definitivamente.

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