miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 43

REGRESO AL PECADO

Si no hubiera pecado, qué haría falta para que me perdonaras?

Mi destino te ha dado la oportunidad de tener piedad.

Ovidio

CAPÍTULO 01

¡Oh, Dios, había dimitido! ¡Realmente lo había hecho!

Habían pasado tres días, pero cada vez que se acordaba de ello, las noticias le parecían completamente nuevas, e igual de horribles. Tenía muy poco dinero ahorrado —podría pagar el alquiler de aquel mes y del siguiente, y el plazo del coche—, pero necesitaba otro trabajo, y lo necesitaba rápido.

Ahora, estaba sentada en un parque no muy lejos de las oficinas de Blue Night. Kelly había ido a comprar unos bocadillos y se encontraría allí con ella para comer. Mientras esperaba, abría con precaución su antiguo libro, No necesitas un hombre para ser feliz.

Porque ya era hora de que se convenciera de aquello, de una vez por todas. Nick, por supuesto, había hecho mella en aquella creencia, pero al mismo tiempo, después de Nick, no podía imaginar que fuera a encontrar a otro hombre que la hiciera realmente feliz. La había llevado a lugares en los que no había estado antes, y a los que probablemente no iría nunca sin él, y cualquier otro tipo normal no podía simplemente compararse a aquello.

Estudió la zona alrededor del banco en el que se sentaba y se dio cuenta de que estaba sola, así que le pareció seguro empezar con sus afirmaciones.

—No necesito un hombre. No necesito un hombre. No necesito un hombre.

—Oh, por el amor de Dios, otra vez no.

Miró hacia arriba y encontró a Kelly. Ese día llevaba un espectacular traje de color fucsia oscuro que solo ella podía llevar y parecer atractiva. Le pasó a ________ un gran envase de polietileno, lo que ella supuso que era su comida.

—Bueno, voy a decirte lo que necesitas —dijo Kelly, mientras tomaba asiento a su lado, con su propio envase blanco apoyado en el regazo. —Necesitas unas vacaciones.

________ simplemente suspiró.

—Acabo de tomarme unas. ¿Recuerdas? ¿La Ciudad del Pecado? ¿Montón de sexo? ¿Corazón roto? ¿No te suena todo eso?

Kelly se encogió de hombros.

—Eso era trabajo. Bueno, algo así.

—Ya que lo mencionas, todo aquello fue pagado por Blue Night. Y las chicas que no tienen trabajo no pueden permitirse unas vacaciones.

—Quizás no, pero estás cagada de miedo, y lo único que pretendo es que no lo estés. Y si me pides mi opinión, necesitas otra copa de lo mismo para que se te vaya la resaca.

________ se limitó a parpadear.

¿Qué?

—Vayamos a Las Vegas. Solo a pasar el fin de semana. Yo conduzco e incluso pagaré la habitación.

—¿Las Vegas? ¿Quieres que vaya a Las Vegas? ¿Después de todo lo que ocurrió allí? ¿Estás loca?

—A eso me refería cuando te decía que necesitas otra copa de lo mismo para que se te vaya la resaca. Necesitas volver a Las Vegas, pasar un buen rato, y dejar de asociar ese lugar con él. Si no, ese sitio estará arruinado para ti toda la vida, y Las Vegas es un lugar demasiado divertido y está demasiado cerca como para que lo borres de tu lista de destino de escapada de fin de semana.

________ negó con la cabeza.

—No.

—Insisto.

—La última vez que insististe en que hiciera algo, acabé con el corazón destrozado.

Kelly puso los ojos en blanco.

—Te dije que te lo follaras, no que te enamoraras de él. Hay una gran diferencia, amiga —abrió la caja de su bocadillo y la lata de soda que había dentro con la comida. —Ahora no voy a aceptar un no por respuesta. Nos vamos a Las Vegas a pasar un fin de semana de chicas. Te recogeré el viernes a las cinco y media.


CAPÍTULO 02

—¿Cómo van las cosas por la oficina? —le preguntó ________ a Kelly mientras conducían por el desierto de Mojave.

Kelly soltó una carcajada ligeramente histérica.

—Está patas arriba. Confía en mí, esta escapada no ha sido solo por ti. Yo también lo necesitaba... y mucho.

Discutieron durante bastante tiempo acerca de los varios desastres que estaban sucediendo en Blue Night, pero ambas llegaron a la conclusión de que era deprimente y entonces, encendieron la radio, de la cual salió el último éxito de Malcolm Barstow, lo que hizo que las dos esbozaran una sonrisa. Después ________ la apagó, y miró el paisaje, plano y de color marrón.

—¿Te conté que Nick y yo follamos en el desierto?

Kelly la miró con una sonrisa astuta.

—No, no me lo dijiste. Y cariño, tengo que decirte que ese hombre te vino que ni pintado. Incluso si solo estuviste con él una semana.

________ le lanzó una mirada irónica.

—¿Por qué? ¿Porque puedo decir la palabra «follar» sin inmutarme?

Kelly tenía una expresión más satisfecha cuando desvió otra vez la mirada del parabrisas.

—Bueno, por eso también, pero principalmente... porque ahora eres una persona mucho más segura. Eres más extrovertida, no dejas que la gente te intimide, y no te vistes ya como si fueras una sargenta.

________ nunca había pensado realmente en aquellas cosas —apenas había tenido tiempo, ya que todo lo demás le había estado atormentando— pero quizás Kelly tuviera razón.

—Supongo que quizás... me siento mejor. Definitivamente siento que mi divorcio ha quedado muy detrás de mí, como si me hubiera pasado en otra vida. Y... he sido lo suficientemente valiente como para dimitir de un trabajo supuestamente de ensueño, ¿verdad?

—Creo que él simplemente... te ha mostrado partes de ti que ni siquiera habías visto antes.

—Puedes estar segura de eso —le contestó, claramente acordándose del sexo, y ambas estallaron a carcajadas.

Todavía pensaba que el fin de semana de chicas en Las Vegas era generalmente una mala idea, pero por Kelly, decidió intentarlo y pasárselo bien, o al menos fingir que así era.

Kelly solía conducir como una maniaca cuando estaba en carretera abierta, así que llegaron a Las Vegas Strip justo después de las diez en punto, lo que a ________ le hizo rememorar recientes recuerdos. El corazón le latió con fuerza solo al ver los hoteles en los que Nick y ella habían recorrido juntos, las calles por las que habían caminado y la Torre Eiffel, por supuesto.

Pero casi se muere cuando Kelly tomó el desvío que llevaba al hotel Venecia.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó ella.

—Eh... dormir. Quizás comer algo. Y posiblemente salir de fiesta, he oído que hay discotecas geniales aquí.

________ le dedicó a su amiga una mirada dudosa.

—Este es el hotel en el que Nick y yo nos alojamos.

Kelly parpadeó.

—Oh. Supongo que lo mencionaste en algún momento, debo haberlo olvidado. Pero eh —se encogió de hombros y sonrió con suavidad—, tomar otra copa de lo mismo para la resaca, ¿recuerdas? Y es un hotel precioso. Y conseguí un precio genial por la habitación, así que no vamos a otra parte.

A ________ no le gustó la idea, pero supuso que no la mataría quedarse allí. Incluso aunque a cada lugar que mirara se acordara de otra cosa nueva. Intentó no pensar en aquello cuando se registraron y se dirigieron al familiar ascensor en el que Nick había frotado una vez su dura verga contra su trasero. También intentó no pensar en aquello mientras llevaban las maletas a una habitación que se parecía mucho a la que ________ había ocupado, incluso aunque no hubiera pasado mucho tiempo en ella.

—Entonces —dijo Kelly—, ¿estás preparada para ir a la ciudad?

________ simplemente parpadeó.

—Es tarde. ¿No estás cansada?

—De ninguna manera, la noche es joven. Y Las Vegas nunca duerme. Estoy preparada para ir a bailar, o quizás para jugar a algo. ¿Nunca te he dicho la suerte que tengo con los dados?

—Eh, no. Pero aunque tú no estés cansada, quizás yo lo esté.

Kelly bajó la barbilla y puso los puños sobre las caderas.

—Oh, no lo estás. Vas a salir conmigo sí o sí. Estoy segura de que estuviste hasta las tantas cada una de las noches que pasaste en la Ciudad del Pecado, así que de ninguna manera vas a ponerte el pijama e irte a dormir —Kelly la cogió de la muñeca, y le dijo: —Vamos.

Y antes de que ella supiera lo que había pasado, estaban otra vez en el ascensor.

Debido que era la hora de mayor afluencia, estaba abarrotado de gente, personas que iban y venían de las numerosas plantas, y ________ no prestó mucha atención hasta que Kelly la cogió del brazo de nuevo y tiró de ella hacia un tranquilo vestíbulo.

—¿Dónde estamos? —preguntó.

—Es una de las plantas bajas. Creo que hay una discoteca al doblar esa esquina.

—No me apetece escuchar música —dijo ________, pero aun así siguió a Kelly, pensando que aquella zona le resultaba vagamente familiar y finalmente la reconoció cuando salieron por un par de puertas dobles que llevaban a la lujosa zona de la piscina. —Oh, esto lleva a la piscina. Estamos en el lugar equivocado —le informó a su amiga.

Pero Kelly seguía tirando de ella hacia delante.

—Bueno, mientras estemos aquí, también puedo echar un vistazo, elegir mi sitio para mañana, ya que quiero pasar por lo menos la mitad del día mejorando el bronceado.

________ la siguió en silencio, sin desear especialmente volver a visitar aquella piscina, aunque se esforzó por ser tolerante. «Otra copa de lo mismo, otra copa de lo mismo. No necesito un hombre, no necesito un hombre».

La zona estaba sumida en la oscuridad, pero las luces de neón de la ciudad de alrededor iluminaban el sitio lo suficiente como para hacer que ella distinguiera las columnas y los arcos, los árboles podados, y las tentadoras camas que había en varios puntos al borde de la piscina.

Fue entonces cuando vio...

¿No había alguien tumbado en una de aquellas camas?

Ella miró con los ojos entrecerrados, suponiendo que estaba viendo cosas en la oscuridad, pero entonces se quedó helada en el sitio.

Oh, Dios, era Nick.

Vestido con sus corrientes pantalones vaqueros y su camiseta, estirado a lo largo de la elaborada cama que había al borde de la piscina, con la cabeza apoyada en el puño. La cadena de su abuela brillaba con la luz de la luna. Y sus ojos resplandecían también, más sexys que nunca.

Él la miró a los ojos, con una expresión completamente seductora, y curvó un dedo hacia ella, haciéndole gestos para que se acercara.

Estaba conmocionada, no podía procesar lo que estaba sucediendo, así que miró a Kelly para que le echara una mano.

—Ve —le dijo Kelly, dándole un ligero empujón hacia delante.

________ miró por encima del hombro, una vez más, a su amiga.

—Pero...

—Estaré abajo, en las mesas de los dados si me necesitas, pero no creo que sea el caso —terminó con una sonrisa, después se dio la vuelta y se alejó, y ________ se dio cuenta en aquel momento de la amiga tan realmente maravillosa e inestimable que era.

Después giró para mirar a Nick.

No podía creer que él estuviera allí realmente.

—Túmbate conmigo, ________.

Con precaución, ella se acercó a la cama que la había hecho fantasear la primera vez que la había visto. Lentamente se subió a ella, y se reclinó al lado de Nick.

—¿Significa esto... que ya no me odias?

—Nunca te he odiado —le dijo. —No realmente. Solo estaba... enfadado. Me sentí traicionado.

—Por supuesto, lo entiendo. Pero... ¿ya no te sientes enfadado tampoco?

—Llamé a Kelly y quedamos para tomar café, hablamos durante un rato, acerca de ti. Me convenció de que la persona de la que yo me había enamorado era la verdadera tú y no la que me mintió.

—Eso es verdad —dijo ella, y se inclinó hacia él. —Odio las mentiras. No quería mentir. Pero sentí que mi trabajo estaba en juego si no lo hacía —miró hacia abajo. —Claro que al final he acabado sin él de todas maneras, pero esa es otra historia.

—Ven a trabajar conmigo —le dijo—, en Inspiración. Ella dejó escapar un suspiro.

—Es una oferta generosa, Nick, pero... he llegado a la conclusión de que no estoy hecha para ser una representante de A&R.

—Sí—dijo él. —Kelly me contó también esa parte de la historia. Pero no te estoy ofreciendo un puesto de representante de A&R. Quiero que dirijas la oficina. Necesito gente buena, y supongo que tú eres el comienzo perfecto. Aunque también recibiré con gusto tu contribución a la música, nena; eres buena con eso, te lo prometo. También le he ofrecido a Kelly un puesto de relaciones públicas, y creo que va a aceptarlo.

Ella se irguió un poco.

—¿En serio? —ella se veía completamente capaz de dirigir una oficina. Y trabajar allí junto con su mejor amiga y su... bueno, empezaba a pensar que era su amante, pero no estaba segura de en qué punto estaban en aquel momento. —Yo... me encantaría tener la oportunidad de hacer eso, Nick, pero... ¿crees que es una buena idea que tú y yo trabajemos juntos?

—En realidad, sí. En un principio, nos las arreglamos para mezclar el trabajo con el juego bastante bien, ¿verdad?

—¿Va a haber... eh, juego?

Entonces, él adoptó una expresión terriblemente seria, y se inclinó para cubrirle la mejilla. Y que la acariciara, después de todo aquel tiempo... oh, Dios, la sensación la invadió por completo.

— ________, ambos cometimos un terrible error. El tuyo fue que me mentiste. Pero el mío fue no darte una oportunidad para explicarte. Yo... nunca antes había abierto tanto mi corazón a ninguna mujer, no desde que era un adolescente, así que pensar que me habías utilizado para conseguir un trabajo me dolió en el alma. No me lo tomé muy bien, simplemente di el asunto por zanjado. Pero quiero empezar de nuevo. O para ser más precisos, quiero que lo retomemos desde donde lo dejamos. Como te dije aquella noche en el desierto, no puedo hacerte muchas promesas. Pero sé que te deseo. Sé que me he sentido condenadamente solo sin ti. Sé que por primera vez en mi vida, necesito más para estar satisfecho aparte de la música, el trabajo y el sexo esporádico —después le sonrió. —Necesito el sexo contigo. Y te necesito cerca de mí, en la cama y en el trabajo también. Te necesito en mi vida, ________.

Había muchas cosas que ________ podía haber dicho, pero la manera más sencilla de contestar fue deslizar los brazos alrededor de su cuello y besarlo.

Dios, la hacía sentirse tan bien tener su boca otra vez sobre sus labios... sus besos dulces y calientes recorrían su cuerpo como un cálido baño.

—Oh, joder, nena —jadeó él después, mirándola a los ojos. —He echado de menos besarte. Follarte. He echado de menos sentir tu pequeña y dulce vulva alrededor de mi verga.

—Oh, yo también. Mucho, mucho. Fóllame ahora, Nick, por favor.

La primera vez que había conocido a Nick, no se le había pasado por la cabeza que pudiera tener sexo con él allí, cerca de la piscina, ni siquiera por la noche, porque los trabajadores o cualquier otra persona podía acabar vagando por la zona, justo como Kelly y ella habían hecho. Pero en aquel momento, después de todo lo que había experimentado con Nick en aquel lugar, entre las luces de neón, ni siquiera dudó cuando tendió la mano hacia la hebilla de sus pantalones.

—Oh, oh Dios —gimió él cuando ella le bajó la cremallera de los pantalones y acarició con la palma de la mano su erección tentadoramente endurecida. La masajeó y la tocó, excitada por la sensación de tenerla en su mano, completamente asombrada porque él hubiera regresado a su vida.

Nick también tendió la mano para bajarle la cremallera de sus pantalones vaqueros y pronto se los quitó, junto con su braguitas. Y cuando sus dedos se hundieron en su vulva, ella prácticamente aulló de placer.

Después, ________ le sacó la camisa por la cabeza y le quitó los pantalones. Deseaba verlo completa y hermosamente desnudo, y también se deshizo de su propia camiseta y sujetador.

—Lléname —le dijo.

Y él obedeció, le separó las piernas y colocó la cabeza de su grande verga en su vulva ya preparada, después empujó hacia adentro. Como siempre, ambos gimieron con la entrada, y después empezaron a moverse juntos, en un ritmo familiar que casi le quita la respiración.

—Haces que me sienta tan bien cuando estás dentro, cariño —ronroneó ella entre cálidos besos. —Tan, tan bien.

—Pues acostúmbrate —le dijo —porque pretendo estar ahí más a menudo.

Pronto, él salió de ella y le pidió que se apoyara sobre manos y rodillas para que pudiera penetrarla desde detrás. Como solía pasar, ella pudo sentirlo más en aquella postura, y cada uno de sus firmes embestidas la hizo gritar de placer. No le importaba si alguien los escuchaba, o incluso si alguien los veía. Solo deseaba estar con su hombre, en aquel preciso lugar, en aquel preciso momento, en uno de los lugares en el que al principio él había empezado a ayudarla a deshacerse de sus inhibiciones para convertirse en la mujer que quería ser.

—Fóllame —le pidió ella a través de los dientes apretados. —Más fuerte. Más fuerte.

Un intenso placer la llenaba con cada golpe de su endurecido mango y ella no reprimió nada, y arqueó el trasero para recibir sus embestidas, sollozando de alegría cuando cada una de ellas resonaba en su interior.

Unos cuantos minutos más tarde, descansaban tumbados de lado, la verga de Nick todavía estaba dentro de ella desde detrás, y ella arqueaba la espalda, levantando una pierna sobre su cadera para que su pene se quedara ajustado dentro de su vulva, pero pudo también mirarlo a los ojos, tocarle el pecho.

—Te quiero —le dijo ella, sin sentir vergüenza ya, por nada, ni siquiera por eso.

Él levantó su mano desde su pecho y la llevó hacia su boca, besando la parte posterior.

—Yo también te quiero, ________.

Y su nueva postura permitió que uno de sus muslos se estirara entre los de ella, y cuando empezó a moverse dentro de ella otra vez, la fricción le estimuló el clítoris. Ella se levantó instintivamente para frotarse contra él, para buscar más placer, y viendo su respuesta, él comenzó a deslizar su muslo más rítmicamente por su húmeda abertura.

—¿Te gusta esto, nena?

—Mmm —llorisqueó ella. —Sí, cariño, sí.

Y condujo su verga más profundamente dentro de ella, y deslizó el muslo por su pequeña bolita que sobresalía desde la parte de delante de su carne, y la llevó más y más cerca del cielo hasta que... —Oh, Dios, ¡sí, sí, sí!— el orgasmo la inundó como un maremoto que salía de la piscina, llevándose lejos cualquier otra sensación que no fuera el placer. Ella se encorvó contra él, bebió de aquello, disfrutó de la alegría que sentía.

—Oh, Nick, ha sido genial...

Él cambió de posición lo justo como para inclinarse y darle un beso.

—También puedes empezar a acostumbrarte a eso —después la puso sobre su espalda una vez más, se colocó encima de ella y procedió a follársela lenta y profundamente, haciéndola sentir cada larga embestida, y la miró a los ojos, hasta que le dijo:

—Oh, mierda, nena, no quiero correrme ya, pero lo estoy haciendo. Tú estás haciendo que me corra.

Y entonces, la aporreó con cada una de las duras embestidas, haciéndole sentir la intensidad de su clímax, hasta que al fin se quedó quieto pero sin salir de ella. Simplemente bajó el cuerpo para descansar encima de ________ y la besó con dulzura, entrelazando la lengua con la suya, en un gesto juguetón.

—¿Cómo he hecho que te corrieras? —le preguntó ella, sonriéndole. —Me refiero a que yo... realmente no estaba haciendo nada.

—Fue por mirar tus preciosos ojos.

Ella prácticamente se quedó con la boca seca ante aquella respuesta.

—¿En serio? ¿Eso es todo?

Él asintió en un gesto corto y directo.

—Eso es todo lo que necesito, al parecer, después de estar separado de ti tantas semanas. Algo que, por cierto, no voy a dejar que pase otra vez.

Cuando salió de ella y se tumbó de espaldas, ella miró hacia arriba, a través del hierro forjado y cubierto de hojas de parra que había entrecruzado sobre la cama, hacia el oscuro cielo de arriba. Desde aquel lugar no podía ver las estrellas —había demasiada luz—, pero podía ver la luna y sentir la brisa. Y justo como en el desierto, experimentar cosas tan sencillas con Nick la hacía sentirse viva.

—Soy tan feliz —le dijo. —Estoy otra vez contigo, y vamos a trabajar juntos cada día, y follarnos durante la noche, y todo será genial.

A su lado él soltó una carcajada.

—Aunque me siento mal por Kelly. Ha tenido que pasar por un montón de problemas, planeando todo esto contigo y convenciéndome a mí, y aquí estoy, abandonándola por un hombre. No te ofendas —le dijo, poniéndose de lado para poder mirarlo. —Pero para una amiga eso es un pecado importante, no importa la edad que tengas.

Aun así Nick se limitó a reír, y acercó su cuerpo desnudo hacia ella.

—No te preocupes por Kelly. Va a estar más que bien.

________ parpadeó.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Mañana, Anthony se unirá a nosotros en la piscina. Y Kelly y él harán buenas migas. Él va a llevársela a cenar fuera e irán a pasar la noche al Rendezvous.

________ echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.

—Oh, Dios mío, va a estar en el paraíso —después miró a los ojos de su amante, con una expresión juguetona en la cara. —¿Y dónde estaremos nosotros mañana por la mañana?

—Donde tú quieras. No me importa, siempre y cuando esté contigo.

Ella ladeó la cabeza y pensó.

—Quizás, podamos... volver a visitar las góndolas. O la Torre Eiffel. Cada vez que pienso en alguno de esos sitios, me excito.

Nick le contestó con un leve gemido de excitación.

—Entonces, iremos a los dos. Y no lleves bragas. Y vas a afeitarte la vulva antes de salir y yo voy a quedarme mirándola. Y para cuando realmente estemos follando, vas a volverte loca de lujuria, justo como la primera vez que fuimos a las góndolas.

Ella se acurrucó más cerca de él, y dejó que su calor la invadiera y sacara a la chica sucia que llevaba dentro.

—No puedo esperar.

—Y una vez que Inspiración despegue, tengamos algunos artistas más contratados, saquemos los CD de Austin al mercado, tengamos la oficina organizada y bien liderada, te llevaré de viaje.

Ella enarcó las cejas.

—¿De verdad? ¿Adónde?

—A París. Y a Venecia.

Ella se quedó sin aliento. Se sentía más enamorada de él con cada minuto que pasaba. —Oh, Nick.

—Quiero navegar por el verdadero Gran Canal contigo, ________. Y quiero mirar las luces de París contigo desde lo más alto de la Torre Eiffel.

Aquel era el hombre que había dejado claro que no tenía relaciones con una mujer, que no dejaba que el sexo se convirtiera en romance. Ahora, no podía imaginar a un hombre más romántico que él. Y también estaba un poco loco con el sexo. Bueno, definitivamente consideraba aquello como un beneficio adicional, uno que ella esperaba pudiera seguir haciendo que su vida fuera tan extraordinariamente excitante a partir de aquel momento.

—Aunque cuando lleguemos a lo alto de la verdadera Torre Eiffel —bromeó ella—, no esperes que te haga una mamada.

Él sonrió, sus ojos resplandecían cuando la miraban.

—Ya lo veremos.

Ella no pudo evitar concederle una sonrisa como respuesta, y un tono de voz coqueto, cuando le dijo: —Sí, ya veremos.

Un mes antes, la idea de todo aquello le hubiera parecido inconcebible, pero con Nick, sabía que todo era posible.

«Necesito un hombre, necesito un hombre, necesito un hombre.

Y ahora tengo uno, para toda la vida».

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario