________ tenía pocas posibilidades de arreglar todo aquello. No podía negarse a aceptar a Austin, y tampoco podía decirle a Nick la verdad sin que perdiera su propio empleo. Y no solo se refería al idílico puesto de representante de A&R, estaba claro que también perdería su trabajo de administrativa si contaba lo que sabía. Joder, puede incluso que Jenkins ya hubiera contratado a otra persona para que ocupara su lugar. Y como una mujer recién divorciada, necesitaba un trabajo. Para vivir. Para pagar el alquiler. Para comer. Aquello no era negociable.
Así que no tenía otra opción que seguir con aquella loca farsa durante los siguientes dos días. Y entre tanto, al menos podía darle a Nick las cosas que él esperaba de ella: el calor, la pasión, el sexo. Podía ser su chica sucia.
Y ya que Nick parecía tan lleno de sorpresas sexuales para ella, decidió que también iba a darle una sorpresa. Una que nunca hubiera imaginado.
Así que se levantó desnuda ante el enorme espejo del tocador que había en su propia habitación, preparada para ducharse y cambiarse para otra noche de exploración —y sexo—, se mordió el labio y tendió la mano para coger la espuma de afeitar.
Pero en lugar de extender la esponjosa crema blanca sobre sus piernas, la alisó sobre la piel de entre sus muslos y después cogió la cuchilla desechable de color rosa.
Nunca antes había pensado en afeitarse por completo el pelo púbico hasta la noche pasada, después de haber visto la vulva desnuda de Jenelle. Pensaba que se había sumergido en una sexualidad atrevida y sin tapujos durante aquella semana, pero ver la vulva de Jenelle, tan suave y preparada, la había inspirado para ser más atrevida aún. Hacer aquello, revelarse por completo a Nick, le parecía como despojarse del último de los vestigios de la vieja ________... o afeitarlo, para ser más exactos.
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