miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 40

Nick había desaparecido en el enorme cuarto de baño, y ahora ella pudo escuchar cómo corría el agua de la bañera.

—Me estoy desnudando —le gritó. —No me hagas esperar mucho.

Ella le respondió.

—Estaré ahí ahora mismo, cariño, solo quiero comprobar primero mis mensajes —porque en el momento en el que habían entrado en la habitación, ________ vio que las luces de su teléfono móvil estaban parpadeando. Y aquello la hacía acordarse de... todo.

La horrible mentira, la amenaza que se cernía sobre el trabajo de Nick.

Y ella no estaba exactamente segura de lo que iba a hacer, pero no iba a dejar que nada arruinara todo aquello, lo que los dos tenían. Iba a ocuparse del asunto de alguna manera. Iba a convencer a Jenkins de que no importaba lo que hiciera Claire Starr, Nick tenía demasiado valor como para dejarlo escapar. Y encontraría la manera de contarle a Nick toda la verdad.

Estaba de pie en la habitación, escuchando cómo se llenaba la bañera y ansiosa por volver con su hombre, así que rápidamente recuperó el mensaje que tenía en el buzón.

—Eh, amiga, soy yo —Kelly. ¡Vaya un alivio! No era Jenkins. —Solo llamaba para ver cómo ha ido tu gran semana con Nick Jonas, pero supongo que todavía no estás de vuelta, no sabía exactamente cuándo regresabas a casa. De todas maneras, no puedo esperar a oír todo lo que ha pasado, y espero que me cuentes que has recobrado el sentido y que has matado a polvos a ese tío.

________ cerró la tapa del teléfono, se sonrió a sí misma y puso los ojos en blanco. Kelly iba a quedarse asombrada. No es que ________ fuera a contárselo todo. Algunas cosas eran tan privadas que solo podría compartirlas con Nick. Pero aun así, su amiga iba a sentirse satisfecha al escuchar cómo habían ido las cosas.

—Estoy esperando —gritó Nick juguetonamente desde el cuarto de baño.

—Ya voy —contestó ella, caminando hacia allí, pero entonces el teléfono sonó en su mano. —En un minuto —añadió. —Deja que coja la llamada y estaré ahí en nada, te lo prometo —después abrió el teléfono otra vez y se lo puso en el oído. —¿Sí?

—Hola, ________.

Mierda. Esta vez sí era Jenkins.

El corazón le latía con fuerza, mientras caminaba a toda prisa por la zona del comedor, entraba en el salón y se dirigía hacia las ventanas que daban a las luces de Las Vegas.

—Hola —dijo, sonando seca.

—Ya sé que es tarde, pero acabo de recibir noticias que pensé que podrían interesarte. Oh, Dios. —¿Cuáles son?

—Claire Starr va a poner una demanda a primera hora mañana por la mañana. Lo que significa que Nick está fuera. Tan pronto como vuelva aquí mañana, voy a pedirle que venga a la oficina y le daré las malas noticias. Así que espero que te hayas puesto al tanto esta semana.

________ dejó escapar un suspiro. Realmente esperaba abordar aquella cuestión en la oficina, sin tener lo de Claire Starr dándole la sensación de ser una amenaza definitiva como lo hacía ahora, pero... bueno, ahora tendría que tomar una estrategia diferente. Dejaría caer el asunto principal del problema —lo de que Nick era algo indispensable— más tarde, pero ahora, solamente hablaría en términos que Jenkins pudiera comprender sin que necesitara por ello una discusión más detenida.

—Escucha, he aprendido un montón, pero no lo suficiente todavía. Me parece que sería poco inteligente despedir ahora a Nick. Yo también regreso a casa mañana, así que antes de llamarlo, por favor espera a que llegue. Iré directamente a la oficina y hablaremos acerca de esto, ¿de acuerdo?

—No —dijo él. Así de simple.

—¿Cómo?

— ________, comprendo tu agitación acerca de que te dejen caer un puesto así tan rápido, pero simplemente no puedo permitir que Nick siga siendo un asociado de Blue Night Records por más tiempo. Van a demandarnos por su culpa. Despedirlo es la única manera de dejar bien claro que Blue Night no cierra los ojos cuando se trata de un chantaje sexual. Así que repite conmigo: «Nick está despedido y yo voy a ocupar su lugar».

________ dejó escapar un suspiro enfadado.

—Sí, sí, ya lo sé. Nick está despedido y yo voy a ocupar su lugar. He formado parte del plan desde el principio, ¿recuerdas? Pero aun así...

—No hay peros que valgan, ________. Es tarde y estoy cansado, y tengo que lidiar con un circo de medios de comunicación mañana. Así que hablaremos cuando estés de vuelta. Después de que haya despedido a Nick. Buenas noches.

La llamada se terminó. Y ________ cerró la tapa de su teléfono, todavía mirando las luces de neón que se desplegaban bajo los veintes pisos de abajo.

Y fue entonces cuando se dio cuenta de que el agua había dejado de caer, y se dio la vuelta para encontrar a Nick allí de pie, desnudo detrás de ella.

Pero en lugar de concentrarse en su desnudez, su atención fue directamente hacia sus ojos, que le decían que acababa de escuchar el terrible secreto que había estado manteniendo. Su horrenda traición. Porque había sido lo suficientemente estúpida como para hablar de aquello con Jenkins, mientras Nick estaba en la habitación de al lado.

—Oh, Dios —dijo ella, el cuerpo le tembló cuando instintivamente caminó hacia él. —Nick, esto no ha sido idea mía. Te lo juro —negó con la cabeza. —Y no quería hacer las cosas de esta manera. En absoluto. Tienes que creerme.

—No —le dijo tranquilamente, la ira resplandecía en sus ojos. —No te creo.

Ella sintió de repente que no podía respirar.

—Te lo juro, no quería robarte el trabajo, y tenía planeando, todavía lo tengo, ir a la oficina de Jenkins mañana y decirle que despedirte sería un terrible error.

—Cállate, ________ —le dijo, con una voz demasiado sosegada; solo sus ojos reflejaban sus emociones—, y lárgate.

Ella tomó una gran bocanada de aire. Aquello no podía estar pasando.

—Nick, por favor. Déjame que te explique. Déjame hacerte entender.

—No puedes —señaló hacia la puerta de su habitación, y su voz se volvió más brusca. —Ahora sal de una puta vez de mi habitación.

A ________ le dolió físicamente el corazón, también los ojos, cuando las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas. Ella tendió la mano para tocarlo, pero él se hizo a un lado con brusquedad.

—Por favor, Nick —le rogó ella. —Por favor. Dame una oportunidad.

—Ya lo he hecho. Y tú la has utilizado para robarme mi jodido trabajo, para mentirme —negó con la cabeza. —Me has engañado, de eso estoy jodidamente seguro. Y yo pensaba que eras alguien tan dulce, tan... increíblemente genuina —soltó una carcajada pero carente de alegría, algo que él tomaba probablemente como un gesto de ironía.

Ella tenía las manos tendidas delante, en un gesto impotente, suplicante.

—Todo fue real. Todo lo que pasó entre nosotros. Te lo juro, Nick.

Pero una vez más, él señaló hacia la puerta.

—No necesito más zorras mentirosas e hipócritas en mi vida, ________. Lárgate. Lo digo en serio. No quiero escuchar ni una palabra más de tu embustera boca.

________ no sabía qué hacer. Temió que el pecho le estallara. Le dolían los ojos, tenía la nariz mojada por las lágrimas, y las piernas se le habían debilitado. Nick no estaba dispuesto a atender a razones, ni siquiera le daría la oportunidad para explicarle las cosas y que él lo entendiera.

—¡Ahora! —gritó él, haciendo que ________ se sobresaltara.

Así que, como una perrita asustada con el rabo entre las piernas, corrió a toda prisa hasta el vestíbulo, cogió su bolso de camino y solo se detuvo para mirar atrás cuando alcanzó las puertas dobles.

—Lárgate —le dijo él una vez más, ahora con un tono de voz bajo y amenazador, como si no pudiera creer que todavía estuviera allí, que todavía tuviera la intención de persistir.

No tuvo otra elección que abrir la puerta y salir de allí, dejando que se cerrara tras ella. Dejar atrás al hombre que amaba, el hombre que, milagrosamente, también la amaba, hasta que había descubierto su mentira.

Había sido consciente desde el principio de que todo aquello era una mala idea. Pero no podía haber imaginado cuánto podía llegar a perder una vez que todo aquello acabara. Y sintió como si acabara de perderlo... todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario