miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPITULO 21

La noche transcurrió de la misma manera que las otras noches que había pasado con Nick aquella semana: una mezcla inexorable de trabajo y juego, música y sexo. Se dirigieron en taxi al primero de los bares aislados que había en la lista de Nick para aquella velada. Pero, una vez en el bar, incluso mientras discutían acerca del primer grupo, Playground Bully, Nick deslizó la mano hacia arriba bajo la mesa en la que estaban sentados y se inclinó hacia delante para susurrarle al oído:

—¿Estás mojada?

Su corazón latió con más fuerza ante aquella pregunta.

—Muy mojada —le dijo. Y era verdad. Incluso aunque siguiera concentrándose en la banda de rock, era consciente de aquella pegajosidad que tenía entre las piernas, justo como él le había dicho que iba a sentirse. Se sentía preparada para la acción, sentía los pechos pesados y sensibles bajo el sujetador, y escalofríos en la vulva.

—Bien —dijo él con una sonrisa dominante que a ella le hizo saber que le pertenecía, al menos durante aquella noche, durante aquella semana; y aunque nunca antes le había gustado la idea, la de ser la posesión de un hombre, con Nick era solo un matiz sexual más que añadir al resto.

—¿La tienes dura? —le preguntó entonces; deseaba tomar parte en aquel juego atrevido y guasón.

Él le concedió una mirada traviesa.

—Compruébalo tú misma.

Ella aspiró con fuerza. La sala estaba oscura, y estaban sentados alrededor de una pequeña mesa redonda, el uno al lado de otro, por lo que acariciarle sin ser vistos no sería algo difícil.

Se mordió el labio, tendió la mano, y deslizó la palma directamente sobre el bulto que había en sus pantalones. Lo que era más que un bulto. Lo sentía más como una columna de hormigón, dura como la roca contra su mano. Presionó hacia abajo, y el placer de aquella caricia se extendió a lo largo de su cuerpo, y le oprimió el pecho con deseo y seguramente la hizo humedecerse más donde se suponía que tenían que estar sus braguitas.

—¿Cómo puedes soportarlo? —le susurró ella. Se refería al hecho de que estuviera tan empalmado. Y además todavía era muy temprano.

Su respuesta vino acompañada de una sexy sonrisa.

—Es el precio de mezclar el trabajo con la diversión.

—Te las arreglas mejor que nadie al que haya conocido.

Sus ojos brillaron con pura lascivia.

—Tú lo has dicho. Supongo que eso significa que una cosa es tan importante para mí como la otra.

Le costó mucho no lanzarse hacia él y olvidarse completamente de los Playground Bully, pero justo entonces llegó la camarera, llevando dos bebidas frías. Vino para ella, Nick iba a tomar ron con cola aquella noche.

Así que bebieron y flirtearon incluso mientras hablaban de negocios, y al final, llegaron a la conclusión de que Playground Bully no tenían un sonido lo suficientemente único como para aprovecharlo y dar el siguiente paso.

El bar al que fueron después era un poco más selecto, lo que no desentonaba mucho con el Strip, con un patio exterior en el que había una joven mujer que tocaba la guitarra y cantaba. Mientras se quedaban allí observándola, hubo una camarera que reconoció a Nick y le preguntó si podía echarse una foto con él con la cámara de su teléfono móvil. ________ pensó que parecía avergonzado —y fue como acordarse exactamente de por qué su cara se estaba haciendo famosa fuera de Los Ángeles, debido a la mala prensa y las hirientes acusaciones— pero él estuvo de acuerdo, por lo que después la gente empezó a mirarlos; era obvio que estaban intentando adivinar quién era él, y ________ se sintió una vez más como la novia de un famoso.

—¿Qué te parece? —le preguntó acerca de la cantante.

Ella reflexionó un momento y le dijo:

—Me gusta. Es como... una Juliana Hatfield de otra época.

A su lado, Nick parecía impresionado, entonces le dijo:

—Es una buena comparación. Pero quizás sea ese el problema, la otra época. Incluso cuando canta canciones más actuales, hay un tono demasiado nostálgico en su voz. Nada en ella dice ahora o innovación.

Su respuesta sorprendió a ________, ya que hasta aquel momento, habían estado completamente de acuerdo en cada cosa que habían escuchado juntos.

—Pero es muy buena, Nick. ¿No te parece?

En lugar de responder a su pregunta, le dijo:

—¿Quién es su público? ¿A qué tipo de gente la venderías?

La multitud que había alrededor de ellos estaba formada estrictamente por adultos maduros con un aspecto más formal y distinguido, que iban desde los treinta hacia delante; en realidad ________ se sentía un poco joven entre ellos llevando aquella minifalda.

—La misma gente que escucha a Michael Bublé y a Jason Mraz —dijo ella.

Nick negó lentamente con la cabeza.

—Bublé y Mraz dicen ahora e innovación. Dan un giro fresco a su música, lo que la hace actual, incluso aunque no haya mucho sonido de pop moderno. No creo que esa chica esté a su altura.

________ no pudo evitar sentirse algo decepcionada, como si quizás no tuviese realmente buen ojo para ver las personas que podían vender.

Vio que Nick tenía una expresión ligeramente refunfuñona.

—No parezcas tan deprimida. La música es subjetiva. Incluso la gente del negocio no está siempre de acuerdo en todo.

Ella escuchó cómo la honestidad hacía acto de presencia antes de que ni siquiera pudiera pensarlo.

—Hasta ahora, he sentido que realmente estoy pillándolo todo. Pero si tú no estuvieras aquí, si solo estuviera yo, probablemente me acercaría a esa chica y le diría que estoy muy interesada. Y si tú tuvieras razón, si no tiene lo que hay que tener, entonces significaría que estoy cometiendo un grave error.

Nick ladeó la cabeza.

—Todo el mundo toma una decisión errónea en algún momento. No sería el fin del mundo, ni siquiera el fin de tu trabajo.

—¿Has cometido tú alguna vez un error así?

—Claire Starr —le recordó con sinceridad. —Un error por muchas razones. Resultó ser alguien exigente e irracional con la que trabajar, pero aun así yo lo eché a perder todo. Y ahora estoy pagando por ello.

«Más de lo que te piensas». ________ no pudo evitar pensar en aquello.

Antes de que abandonaran el bar, Nick se presentó y también presentó a ________ a la cantante, y le dijo que si deseaba enviarle algo más movido y actual, estaría encantado de escucharlo.

La chica, que no tenía ni idea de que había estado siendo estudiada por los de Blue Night, pareció agradecida, incluso un poco avergonzada ante la crítica silenciosa de Nick. Y cuando se fueron, él le explicó a ________ que cuando alguien demostraba ser una promesa, prefería arriesgarse a herir sus sentimientos que a no darle algún tipo de guía que pudiera ayudarlos a tener éxito.

—Y por mucho que te guste, estoy deseando darle la oportunidad de que me enseñe algo más.

Pero cuando subieron al taxi y se dirigieron hacia el siguiente destino, ________ no estaba muy segura de poder hacer aquello, acercarse sin más a alguien y, efectivamente, decirle que lo que estaban haciendo no era lo suficientemente bueno, incluso aunque ellos no hubieran pedido nunca que ninguna discográfica los solicitara.

Había ciertas partes confusas que le hacían dudar, dudar acerca de cómo podría llevar a cabo exactamente las partes de su trabajo como las de estar cara a cara con los artistas, las partes que no implicaban solamente dar buenas noticias. ________ decidió hacer lo que se le había estado dando tan bien durante aquella semana. Dejó a un lado sus dudas y se concentró en las partes buenas de la noche: caminar del brazo de Nick, saber que más tarde estaría en su cama.

Su última parada de la noche fue en uno de los hoteles más antiguos del extremo norte del Strip, en un salón bar donde una cantante pelirroja cantaba canciones alternativas al piano. Después de unos quince minutos, Nick se inclinó sobre ________ y le dijo:

—Por favor, dime que no estás considerando a esta tía.

Afortunadamente, podía hacerlo.

—Tiene una voz lo suficientemente buena, pero... no. No estoy segura de cuál es la razón. ¿Porque está poniendo demasiado interés? ¿Porque su presencia en el escenario es demasiado violenta? Hay algo en ella que me hace sentir como... algo que ya he visto.

Al ver que ________ asentía, sintió que su confianza se restauraba.

—Sí, por todo eso. Es una imitadora barata de Tori Amos. Y no se puede imitar a Tori. Tienes razón, esta chica tiene una voz decente, pero es el vivo ejemplo del artista de sala de Las Vegas, y estará encerrada en lugares como este durante toda la vida.

—Eso... es algo triste —no pudo evitar decírselo.

—El negocio es así. —le dijo él, después le levantó la barbilla con uno de sus dedos. —Pero tú eres condenadamente dulce, ¿lo sabes?

Sus ojos estaban brillándole otra vez, derritiéndola como de costumbre, y ella se sorprendió al saber que él la encontraba dulce, después de todas las cosas que había hecho con él y cómo de sucia se había comportado. Le llegaba directamente al corazón, porque incluso si ella no se hubiera convertido completamente en una nueva ________, quizás eso significaba que la vieja ________ no se había desvanecido, y que quizás él estuviera puliendo la parte que quedaba de ella. La parte que era sensible, la parte que se preocupaba acerca de herir los sentimientos de los demás, la parte que... odiaba tanto las mentiras.

Aun así, cuando salieron a la noche iluminada por las luces de neón de Las Vegas, recomenzaba un nuevo tipo de pecado.

—Dime algo —le dijo Nick cuando le abrió la puerta del taxi.

Ella recibió su mirada bajo las brillantes luces. —¿Qué?

—¿Todavía tienes los muslos pegajosos?

Una nueva ola de lujuria la inundó mientras su cuerpo respondía a la pregunta.

—Mucho. Y espero que pronto hagas que estén incluso aún más pegajosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario